“Yo no sé cómo le haga, pero yo el domingo quiero verlas, yo quiero verlas, (…) y sí lo vi el domingo pero ya para sepultarlo. No puedo superarlo hasta el momento; yo quisiera que él regresara algún día”.
Es el relato de la viuda de Miguel Vázquez Álvaro, uno de los soldados abatidos el 3 de mayo de 2017, cuando elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y presuntos ladrones de hidrocarburos protagonizaron un enfrentamiento en Palmarito Tochapan, junta auxiliar perteneciente a Quecholac.
Aquel día, al militar le disparó por la espalda un hombre, al parecer un “huachicolero”, que minutos antes había sido sometido por el Ejército mexicano. Una bala entró por su cuello y fue una de las cuatro bajas reportadas por las Fuerzas Armadas después de la refriega.
“A mí me hablan del 59 Batallón de Infantería diciéndome que… me hablan por teléfono y se quedan callados, no me dicen las palabras, me dice, ‘señora, ¿con quién está? Lo que pasa es que no tengo palabras para decirle lo que pasó. Es que lamentablemente Miguel Vázquez Álvaro ha fallecido”, recuerda su viuda.
Entrevistada por Imagen Noticias, relató que el 3 de mayo, horas antes del enfrentamiento ante una banda de “chupaductos”, sostuvo una llamada telefónica en la cual su esposo le prometió a ella y su hija de ocho años verlas el siguiente domingo, es decir, el 7 de mayo.
Ante las cámaras de televisión, con su identidad en secreto, la viuda de Miguel Vázquez exigió a las autoridades investigar y detener a pobladores de Palmarito, en especial a la persona que accionó su arma en contra de su cónyuge.
La noche de ese 3 de mayo, diez personas perdieron la vida –cuatro militares y seis civiles identificados como presuntos “huachicoleros”–, 12 resultaron lesionadas y 14 fueron detenidas, luego de dos enfrentamientos entre el Ejército Mexicano y vecinos de Palmarito Tochapan, municipio de Quecholac.
El primer ataque se registró después de las 20:15 horas, cuando personal adscrito a la 25 Zona Militar recibió el reporte de una toma clandestina en dicha junta auxiliar.
Minutos después se presentó una segunda agresión, que fue repelida por los militares. En el lugar otros dos elementos castrenses perdieron la vida y nueve más resultaron heridos; además, seis presuntos agresores fueron abatidos, entre ellos un menor de edad.
Se presume que fue durante esta refriega donde Miguel Vázquez Álvaro perdió la vida, en el cumplimiento de su deber.
“El día que yo me muera, voy a morir por la patria”, parafrasea su viuda. “Él estaba muy orgulloso de portar el uniforme militar”.
fahl