Parece que con sus últimas declaraciones, tanto Andrés Manuel López Obrador como Javier Jiménez Espriú están preparando el funeral del nuevo aeropuerto capitalino.
Primero fue el video de 17 minutos de López Obrador en el que se quejó de que la actual administración “había mentido’’ sobre el grado del avance de la construcción del nuevo aeropuerto en Texcoco.
El video dejó en evidencia que López Obrador trataba de orientar la opinión pública a favor de la opción de Santa Lucía.
Luego fue la visita de Jiménez Espriú a los municipios del oriente del Estado de México, cercanos al nuevo aeropuerto, en la que fue a escuchar los reclamos para la cancelación de la construcción y a reiterar la promesa del Presidente electo de que ese aeropuerto “si no es viable’’, se cancelará.
Ayer el futuro secretario de Comunicaciones y Transportes informó que el gobierno de López Obrador planea destinar cinco mil millones de pesos para reforzar las instalaciones del actual aeropuerto capitalino y el de Toluca para atender, potencialmente, a 60 millones de pasajeros al año.
Esta opción salió de la chistera, pues durante los meses que lleva el debate sobre Santa Lucía o Texcoco no se había contemplado ni tangencialmente la opción de reinvertir en el aeropuerto existente.
Como sea, el presecretario de Comunicaciones dijo que se trata de un plan integral, que vendría siendo la opción C, si es que López Obrador y no la consulta patito que se prepara sobre el tema deja inconformes a los simpatizantes de cualquiera de las dos opciones.
Y para rematar, López Obrador afirmó en Cancún que si el pueblo bueno y sabio decide que el nuevo aeropuerto se construya en Santa Lucía, las inversiones de quienes ganaron las licitaciones en Texcoco están garantizadas.
Además, adelantó que hablará con los dueños de las líneas aéreas para que ya no “abran más vuelos a la Ciudad de México’’, sino a Toluca, que está subutilizado.
El resultado de la famosa consulta –que quién sabe cómo se hará y en dónde se instalarán las urnas- será dado a conocer la noche del domingo 28 de octubre, apenas a unos días de la celebración del Día de Muertos.
¿Será que habrá que ir preparando la ofrenda para el aeropuerto en Texcoco?
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Durante la instalación de la Comisión de Presupuesto que preside el diputado de Morena, Alfonso Ramírez Cuéllar, el diputado Mario Delgado propuso que como parte de la “austeridad republicana” se elimine el famoso Ramo 23, que contempla provisiones salariales y económicas para estados y municipios, entre otros.
Dentro del presupuesto de cada año, se incluye un instrumento de política presupuestaria para atender las obligaciones del Gobierno federal, cuyas asignaciones no corresponden al gasto directo de las Secretarías o sus entidades.
Este instrumento es conocido como Provisiones salariales y económicas o Ramo 23, y tiene como uno de sus objetivos otorgar recursos a entidades federativas y municipios a través de fondos específicos.
En total para 2017, la Cámara de Diputados aprobó 35 mil 805 millones de pesos, que serán solicitados a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público por las entidades federativas y municipios firmando un convenio para su transferencia.
Pues dice Delgado que para el próximo año ya no habrá dicho Ramo.
A temblar, alcaldes y gobernadores.
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Un lector nos escribe una queja: un auto Subaru se inundó uno de estos días de lluvias diluvianas; la aseguradora Quálitas dijo que respondería por los daños, de acuerdo a la póliza.
Eso fue el 12 de agosto pasado; ni han pagado ni le toman la llamada al cliente.
¿Servicio de clase mundial? Ajá.