George Russell es el eventual campeón de la Fórmula 2, y ya está firmado por Williams para correr la próxima temporada. Russell es la joya por pulir de Mercedes. Un piloto rápido, implacable e inteligente, pero a final de cuentas, novato, que ha sido incrustado por la marca alemana y quienes lo representan.
De momento en el mercado de pases se mueve lento porque falta por confirmarse quién será compañero de Russell, también un piloto para completar Toro Rosso y además, la nómina con la que contará Force India, o como vaya a llamarse ese equipo bajo bandera canadiense en 2019.
Muy pocos lugares disponibles y mucha oferta de pilotos. Y por ello la llegada a estos sitios privilegiados de la F1 no tiene siempre explicaciones claras, al menos no de entrada, ni como se esperaría en escalafón, en una meritocracia. Tal es lo que pasa con Esteban Ocon, caso crítico.
Podría acabar dejando la F1, aun cuando hace algunas semanas el número uno de Mercedes AMG F1, Totto Wolff, le dio el respaldo total y lo defendió de lo que dijo era “…gente que no tuvo bolas” para llevarlo a su equipo.
Y tristemente para Esteban, ni con uno ni con otro. La gente a la que se refería Wolff son claramente los ejecutivos de Renault, quienes le cerraron la puerta al talentoso piloto francés.
¿Por qué? Probablemente porque antes había pedido hacer algunos trabajos de desarrollo para Mercedes los cuales, para no llenar más páginas, acabaron llevándolo a correr en Manor y luego en Force India. Renault, en ese momento, no puso objeciones ya que Ocon cayó de pie en la estructura comandada por Wolff.
Sin embargo, argumentan en Francia, que como vieron a Esteban tan enrolado con el sistema de pilotos de los alemanes le dieron permiso indefinido, y a la hora de contratar tomaron opción por Sáinz un año, luego Ricciardo y se acabó.
Según parece la gente de Mercedes AMG, que tiene como cliente bajo contrato de motores a Racing Points Force India F1 Team, confiaban en poder impulsar otra vez a Esteban en ese organigrama pero hasta el momento no hay nada concreto para él.
Es más, al contrario, repetidamente Ocon habló de estarse quedando fuera de la jugada por la llegada del consorcio de Lawrence Stroll y su hijo, que seguro correrá para el equipo, además de que, en palabras de Ocón, Checo Pérez “…pone dinero” para garantizar su asiento. Y no está equivocado.
El gran dilema es que para Ocon la doble contratación resultó muy mala ante los ojos de Renault, y su solo talento dentro del cockpit tampoco fue suficiente para animar a que Mercedes pusiera en Williams a un piloto experimentado en vez de un piloto debutante, aun existiendo la declarada protección de Toto.
¿Qué pasó?, ¿Qué faltó? Lo que a Esteban le sobra en pista: claridad. No estuvo bien trabajar con dos marcas al mismo tiempo, y tampoco confiarse en que solamente la protección de una gran firma como Mercedes iba a ser suficiente, había que convertirse en un ‘bussiness-driver’.
Es una cosa muy bonita y muy romántica criticar a destajo, y hasta con violencia, a lo que hoy se denomina Pay-Driver. Pero la realidad de nuestros días es justamente de este tamaño: un gran piloto debe ser muy bueno integralmente. Debe saber correr, competir y ganar, pero además debe tener buenas herramientas ejecutivas para posicionarse en el medio. No es un asunto nuevo, ni tampoco una regla no escrita que impusieron los crueles villanos de la F1, tampoco le quita a nadie sus méritos deportivos. Es la realidad de nuestros días y desde hace muchos años.
La crísis de un gran talento como Esteban Ocon es una tristeza, al parecer dentro de poco se anunciarán los pilotos del nuevo equipo canadiense, que según parece también tiene que seguir finiquitando temas legales, y se ve complicada su permanencia.
En estos días, seguramente, Esteban Ocon preferiría ser llamado despectivamente Pay-Driver por quienes gustan de poner esos epítetos a un tipo de profesional que se la juega para competir en carreras de autos. El mundo, para Ocon y para todos, no es como debe ser… es como es.