Tienen dos días hábiles para reaccionar e impactar.
El pronóstico es relativamente obvio: a mayor polarización en torno a la consulta, las fuerzas adversariales de Morena perderán esta especie de prerreferéndum de Gobierno antes de la toma de posesión del poder nacional.
Si no hubiera la probabilidad de la intervención política de última hora y dependiera su destino de la consulta, el proyecto del aeropuerto estaría en la víspera de hundirse.
La popularidad de la coalición política ganadora -mínimamente lastimada por las polémicas infladas contra el Presidente electo- está en situación de vencer a la credibilidad lamentablemente diezmada de los grupos empresariales y a sus socios políticos.
Los actores a favor del NAIM no aprendieron a escapar de la polarización legitimadora que domina un segmento de Morena. El partido predominante tiene respaldo mayoritario en la opinión pública, aunque no necesariamente en los medios convencionales.
Y el escenario se complica cada día ante esa incompetencia.
El proyecto del nuevo aeropuerto no resultó de consultas más allá de las realizadas por los grupos financieros y políticos, cuya alianza era claramente predominante antes de la elección de julio pasado.
La falta de costumbre y empatía con “lo democrático” impide entender que atacar la consulta es golpear un estilo de hacer política que es presentable, hasta el momento, como más sensible respecto de la mayoría de la población, aunque ello no implique su valor de verdad, “objetividad” o utilidad en el mediano y largo plazo.
Los proyectos que surgen de consultas privadas y cupulares no son percibidos como generadores de beneficio social generalizado.
Con independencia de la calidad de esos proyectos y métodos, la situación no favorece a los críticos, pagados o no, de la consulta.
Como antes de la elección, el conjunto de fuerzas e intereses, orientado tanto a la modernización del sistema aeroportuario como a la búsqueda legítima de lucro, no entiende que no entiende.
Otra vez vemos, como antes de la elección, de un lado, voces convencionales, además de las de izquierdas, ahora de la derecha, que han comenzado a pronunciarse a favor de ampliar el escenario democrático, en esta ocasión, con más preguntas.
Respaldan la consulta, pero proponen su ampliación como una forma de introducirse en el método para no quedar al margen ni con la cuenta por pagar debido a la inminente derrota, nuevamente, ahora ante una consulta tan relevante.
Proponen introducir, por ejemplo, el tema ecológico en la medida en que, consideran, sería grave su ausencia. Piden incluir en ese ejercicio el tema de que en la Zona Federal del Lago de Texcoco confluyen el sistema de drenajes como de las variables que explican el fenómeno de los hundimientos más serios del Valle de México que alcanzan los 40 centímetros por año, según José Luis Luege.
Del otro lado están los mismos que no entienden su propio escenario teniendo tanto que perder si se modifica.
@guerrerochipres