Foto: EFE/Archivo Los investigadores sostienen que a lo largo de su relación epistolar con el reo, éste llegó a calificar la matanza como un acto de "buena voluntad"  

Nidal Hasan, el ex psiquiatra de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos que se convirtió en yihadista, no se arrepiente de haber matado a 13 personas en 2009, en la conocida como masacre de Fort Hood, según un informe elaborado por la Universidad George Washington presentado hoy.

“Pronto quedó claro que Hasan se mantendría firme en sus convicciones sobre la validez de sus creencias y sus razones para recurrir a la violencia”, señala el equipo de investigadores que ha estado en contacto con él durante los últimos años.

El estudio incluye el contenido de algunas de las cartas que los expertos intercambiaron con Hasan.

Los investigadores sostienen que a lo largo de su relación epistolar con el reo, éste llegó a calificar la matanza como un acto de “buena voluntad”.

El propio Hasan escribió en una de las cartas: “Consideraba que aquellos que estaban intentando ayudar a EU a socavar los intentos de los talibanes de implantar la ley de la sharía como ley suprema de la tierra y reemplazarla con algo diferente -como la democracia, que no se rige por la ley divina- eran enemigos de Dios, y por tanto merecían ser combatidos y morir”.

Según reconoce el ex militar, su decisión de cometer los asesinatos se debió, en gran medida, a su deseo de compensar los pecados cometidos por su propia madre -que regentaba un negocio de venta de alcohol- para evitar que fuera condenada al infierno.

De hecho, los investigadores opinan que la muerte de su madre, en 2001, fue uno de los detonantes que acabaron llevando a Hasan a abrir fuego de forma indiscriminada en la base de Fort Hood (Texas) en noviembre de 2009.

“Generalmente, existe algún tipo de detonante que lleva a alguien a tomar un camino así. La muerte de su madre fue uno de ellos; fue ese hecho”, concluye el informe.

El día de los hechos, según testigos del tiroteo, Hasan gritó “¡Alahu Akbar!”, que significa “Dios es grande” en árabe, antes de abrir fuego contra los militares que se encontraban presentes en el cuartel.

En 2013, Hasan fue condenado a pena de muerte por una corte marcial que lo halló culpable de los 45 cargos a los que se enfrentaba tras tirotear a 30 soldados y a dos agentes de la policía antes de ser alcanzado por una bala en Fort Hood.

 

NCG