Rosario Robles llegó con todo un arsenal para probar su inocencia. Sin embargo, durante seis horas de comparecencia en la Cámara de Diputados, a nadie le importó escucharla.

¿Por qué? Porque el objetivo no era aclarar el supuesto desfalco en la Sedesol y/o en la Sedatu. No, la consigna era lincharla, ridiculizarla y denigrarla.
¿Por qué; quién está detrás del linchamiento?

Porque “Rosario” -como la conoce coloquialmente- cometió “el pecado” de enfrentar y desafió a López Obrador en los últimos 15 años.
Desde el nacimiento del PRD, Robles fue la persona más cercana a Cuauhtémoc Cárdenas; por eso fue jefa de Gobierno sustituta cuando Cárdenas buscó la candidatura presidencial de 2000 y por eso, como presidenta del partido amarillo –de abril de 2002 a agosto de 2003- se perfilaba como candidata presidencial para 2006.

Y precisamente esa posibilidad -de ser candidata presidencial, de la mano de Cárdenas- la confrontó con Obrador, quien orquestó su destrucción con la ayuda del director del diario La Jornada, Carlos Payán, y de Argos, de Epigmenio Ibarra. El siguiente texto es revelador.
En la página 298 del libro Con todo el corazón, Robles escribió: “Fuera de todo procedimiento, pues la auditoría no estaba terminada, el Órgano de Fiscalización [del PRD] presentó un informe al Consejo Nacional. Carlos Payán, quien merece todo mi respeto, se refirió entre otros aspectos a empresas fantasma y pagos excesivos en publicidad… Nada de esto se desprendía del dictamen preliminar presentado por el despacho Deloitte… Una actitud ética, exigía que Payán se excusara de participar en los juicios relacionados con la contratación… Así procede cuando hay conflicto de intereses y todos sabemos su relación con Argos”.

Vale recordar que la gestión de Robles al frente del PRD había sido exitosa en la ganancia de legisladores y crecía su candidatura presidencial. Por eso Payán y Epigmenio Ibarra montaron la intriga “del desfalcado” en el PRD de Robles “mediante empresas fantasma y contratos ilegales”. El objetivo era sacarla de la carrera presidencial, ya que estorbaba la candidatura de AMLO.

Curiosamente, idénticas acusaciones pesan hoy contra Robles; “empresas fantasma y contratos ilegales”. Curiosamente ni ayer ni hoy se ha probado nada, a pesar de que la titular de la Sedesol y Sedatu es víctima de una campaña idéntica a la de 2003, orquestada por grupos mediáticos afines a AMLO.

Y también es curioso que días después de su victoria, Obrador visitó La Jornada y lo publicitó con una gráfica en donde es felicitado por Carlos Payán. A su vez, Epigmenio Ibarra promueve la entrega de la Medalla Belisario Domínguez a Carlos Payán, su socio en Argos.

El linchamiento de antaño contra “Rosario” fue porque estorbaba las ambiciones presidenciales de Obrador y hogaño el linchamiento es porque fue aliada del gobierno de Peña y contribuyó a la derrota de AMLO, en 2012.

El mismo Obrador que promueve “perdón y olvido”, el mismo que dice no “guardar rencores”, el mismo que habla de “amor y paz”.

Al tiempo.