Hondureños huyen de la violencia y el desempleo
Tapachula, Chiapas.- Cada uno de los miles de centroamericanos que esta semana reiniciaron la caravana migrante en territorio nacional tienen una historia que los obligó a salir de su patria.
Pero hay tres conceptos que se repiten en la mayoría de ellos sin importar edad, género u ocupación: muerte, violencia y desempleo; o al menos uno estable y bien remunerado.
“Mírame los brazos”, dijo Christopher Guevara al tiempo que se levantaba las mangas de la playera, “no tengo tatuajes, y por eso me quieren reclutar (las pandillas en su natal Honduras).
“Pero no creas que te preguntan; te llevan, te tatúan y te obligan a trabajar para ellos. La banda contraria entonces busca matarte”.
El joven de 20 años de edad tiene estudios universitarios de Comercio Internacional, y le restaban dos años para terminar, llevaba, dijo, un promedio de 94.
Sabedor de que su andar es lento, Néstor Enrique Yañez se ubicó constantemente a la punta de la caravana.
El asalto que sufrió en 2004 y la bala que recibió en su pierna derecha le imposibilita doblarla, aun así está decidido a llegar a Estados Unidos.
Lloró cuando recordó a sus hijos de ochos meses y cuatro años, porque sabe que no volverá a verlos.
“Yo no regreso, no puedo, no quiero”, y con lágrimas, agregó: “Si lo hago me matan porque estuve trabajando de motorista (taxista), que es el único trabajo que me dan, y no quise trabajar para ellos (las pandillas)”.
De acuerdo con Yañez, no hay trabajos formales, por lo que los hondureños recurren al autoempleo, pero posteriormente son víctimas del llamado impuesto de guerra o cobro de piso; otro motivo para dejar su patria.
Quizá Josué Urbina sea quien se puso el reto más grande de los cuatro mil 500 de migrantes que, según autoridades locales, avanzan en caravana, no tiene claro cómo, pero quiere llegar a Canadá.
A ratos subía a su hijo a los hombros o lo llevaba en una carreola, a su lado caminaba su esposa y su hija de 11 años de edad.
Los acompaña un amigo. Josué tiene formación técnica y sabe manejar maquinaria pesada, pero en San Pedro Sula, Nicaragua, sólo encontró trabajo conduciendo un taxi, y le ofrecieron laborar con las pandillas. Lo pensó poco, porque negarse es morir.
Dejó su país y Canadá es su meta, “ése es mi sueño, pero ya Dios dirá hasta dónde llego, si es aquí o si es Estados Unidos, pero lo único que quiero es un futuro para mi familia”.
Xiomara tiene dos cicatrices en el lado derecho de su cuerpo, una en el brazo, otra en el abdomen; fueron disparos que recibió porque se negó a vender droga.
Viaja con sus dos pequeñas y se unió a un grupo de mujeres que van acompañadas sólo con sus hijos, algunos con tan solo meses de nacidos.
Permaneció en el puente fronterizo, del lado guatemalteco. No sabía si cruzar el río en balsa o buscar el traslado que ofrecían las autoridades mexicanas. El rumor era que irse con “la migración mexicana” era vía segura para la deportación, y sólo recordar su patria la hacía llorar de miedo.
Atienden ampollas y golpes de calor
Lesiones en tobillos, debido a las caminatas; ampollas en los pies, heridas por rozaduras y golpes de calor son las afectaciones a la salud que han presentado los migrantes en su paso por Chiapas.
Dorian Ramos, coordinador estatal de Socorros de la Cruz Roja, explicó que este grupo brinda principalmente atención pre hospitalaria e hidratación a los migrantes; asimismo ayuda para el restablecimiento de comunicación telefónica con familiares.
En cuanto a los niños, señaló que las afectaciones más frecuentes que ha encontrado son fiebres o diarrea, aunque consideró que son las comunes durante la infancia.
Precisó que se dispusieron cinco ambulancias y del apoyo de 50 voluntarios de la Cruz Roja para la atención de los migrantes.
El quinto visitador de la CNDH, Edgar Corzo, comentó que durante la permanencia de la caravana en el puente que atraviesa el río Suchiate, hizo falta agua, suero, y no hubo una atención inmediata en cuestiones de salud, pese que se solicitó “que por favor tomarán las medidas necesarias de atención humanitaria y respeto a derechos humanos”.
Van más de mil solicitudes de refugio
La Secretaría de Gobernación, mediante el Instituto Nacional de Migración (INM), atendió en un período de tres días, mil 28 solicitudes de refugio de migrantes que ingresaron a territorio nacional por el punto fronterizo de Ciudad Hidalgo, Chiapas.
“Autoridades migratorias trasladaron este domingo a 346 personas, quienes se encuentran en condiciones de vulnerabilidad a albergues provistos por autoridades federales y de Chiapas”, señaló la dependencia en un comunicado.
Con información de Daniela Wachauf
LEG