Una nueva especie de incertidumbre recorre las filas y las espaldas del empresariado de élite.

Siempre adelantados a las variables cuyo dominio anticipado les garantizaba la permanencia en el usufructo de acuerdos, más privados que públicos, en la utilización del erario, los empresarios del primer círculo de la renta nacional estuvieron muy atentos a la oferta del próximo Gobierno.

La hizo el Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador: no se afectarán las inversiones, se respetarán los contratos, se mantendrá el beneficio de los bonos de los inversionistas, las constructoras tendrán alternativas y no habrá daño al sector financiero que negoció el acuerdo del que resultó el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).

Unos segundos antes se presentó la única pregunta aplaudida en la conferencia magistral de AMLO en la Cumbre de Negocios, realizada en Guadalajara este martes. La hizo la empresaria Alejandra Pinto, y estuvo relacionada con el proyecto que finalizaría en 2024: “¿Cómo se afectará el tipo de cambio y las inversiones si el proyecto no se concluye en Texcoco?

AMLO pidió a los empresarios entender que es insuficiente la noción convencional de la democracia representativa y los invitó a considerar la democracia participativa.

Les dijo a los inversionistas encabezados por Miguel Alemán Velasco, en varias ocasiones, que no hay razones para preocuparse.

Presentó a la “democracia participativa” -del caro vocabulario de la ciencia política del siglo pasado- como virtud novedosa para el contexto empresarial mexicano. Trató de explicarles que es el escenario en cuyo marco adquiere significado la consulta para decidir si continúa el proyecto de Texcoco o se desarrolla el de Santa Lucía, al mismo tiempo que se fortalece la potencialidad del aeropuerto de Toluca, explotada por el momento a una décima parte de su capacidad. Esa parte no fue interrumpida por aplausos.

Era notable en el salón de la EXPO Guadalajara que mientras AMLO insistía en compartir la disposición de su próximo Gobierno a evitar lastimaduras en los asociados al NAIM, en las primeras mesas frente al Presidente electo, unos cuchicheaban con otros y se preguntaban de qué manera -especialmente a la derecha y a unos cinco metros de Alemán Velasco- se podría modificar el curso del proyecto sin que no hubiera afectaciones.

En Europa, les dijo AMLO, hay consultas todo el tiempo, especialmente por temas ambientales, y nadie se espanta.

El mismo día en que, por segunda ocasión, Higinio Muñoz, senador texcocano de Morena, insiste en la procedencia y conveniencia del NAIM y en la semana 14 después de la elección en que el sector privado cupular nacional ha manifestado inquietud, AMLO invitó a “no tener miedo” a la consulta y a “irse acostumbrando” a la práctica de consultar la opinión de segmentos amplios de la población.
Lo que quedó claro es que en la consulta y derivado de ella puede ocurrir cualquier cosa.

@guerrerochipres