El Gobierno de Venezuela acusó hoy a la Comisión Europea y a su presidente, Jean-Claude Juncker, de ser un “eslabón útil” en la presunta “estrategia de agresión” de Estados Unidos contra el país caribeño, al tiempo que instó al bloque a prestar atención a los “impostergables” problemas de los pueblos de Europa.
A través de un comunicado, la Administración de Nicolás Maduro señala que la Comisión Europea está plegada “a las posiciones ofensivas contra el Gobierno revolucionario, que tienen como fin último provocar la ruptura del orden constitucional en Venezuela“.
Venezuela hace referencia así a la reunión que sostuvieron ayer en Bruselas el presidente de Colombia, Iván Duque, -a quien se califica en el texto como un “vasallo” de Estados Unidos- y Juncker, que consideró tras el encuentro que “hay que llevar” a Maduro ante los tribunales internacionales, posición que comparte con el Gobierno colombiano.
En ese sentido, Venezuela expresó hoy su “más enérgico repudio a las hostiles e infames declaraciones” de Juncker, puesto que, aseguró, dejan “en evidencia su respaldo a las tesis desestabilizadoras que algunos Gobiernos belicistas pretenden imponer” en el país suramericano.
Venezuela también pidió en el documento a las autoridades de la Unión Europea “descartar la agresión y la ofensa como método de relacionamiento externo”.
Y “retomar la relación de igualdad, respeto y transparencia que históricamente” ha mantenido el bloque con el país.
El Gobierno de Maduro ha sido acusado por la oposición y parte de la comunidad internacional de violar los derechos fundamentales, lo que ha generado sanciones contra varios altos cargos por parte de la Unión Europea y de Estados Unidos.
Además, el país atraviesa una severa crisis política y económica que ha provocado el éxodo de unos 2.5 millones de venezolanos, de los cuales cerca de un millón se han instalado en Colombia.
Juncker dijo ayer que el papel de Colombia en esta crisis de emigrantes, que Venezuela niega, “no es una pequeña contribución” y que la catástrofe en el país petrolero “sería mucho más dramática” si la decisión de Bogotá hubiera sido cerrar las puertas a los refugiados.
aarl