Foto: EFE En la misiva se explica que en estos día se han escuchado los "gritos de alegría, los lamentos, los silencios" de los jóvenes y sus "búsquedas interiores, alegrías y esperanzas, dolores y angustias" que les inquietan  

El Papa Francisco pidió perdón a los jóvenes, en nombre de todos los adultos, por no haberles escuchado, durante la homilía de la misa de clausura del Sínodo de los obispos que durante 25 días ha debatido sobre ellos.

Tras la misa, se leyó una carta de los 267 obispos que han participado en el Sínodo dirigida a los jóvenes del mundo para pedirles que sus “debilidades” y “pecados” no les desanimen, ni les hagan perder la confianza en la Iglesia.

Con este mea culpa por parte de la Iglesia católica hacia los jóvenes concluía este mes de debate sobre cómo esta institución podía responder mejor a las problemáticas y esperanzas de la juventud actual.

“Me gustaría decirles a los jóvenes, en nombre de todos nosotros, adultos: disculpadnos si a menudo no os hemos escuchado; si, en lugar de abrir vuestro corazón, os hemos llenado los oídos. Como Iglesia de Jesús deseamos escucharos con amor”, dijo Francisco en su homilía.

Ante los obispos que han participado en este Sínodo y los 34 jóvenes invitados a aportar sus ideas, el papa reflexionó sobre los “tres pasos que la Iglesia debe dar para ayudar en el camino de la fe”: Escuchar, hacerse próximos y testimoniar”.

Además de escuchar al prójimo, Francisco también aseguró que “cuando la fe se concentra exclusivamente en las formulaciones doctrinales, se corre el riesgo de hablar solo a la cabeza, sin tocar el corazón”.

“No podemos ser doctrinalistas o activistas; estamos llamados a realizar la obra de Dios al modo de Dios, en la proximidad: unidos a él, en comunión entre nosotros, cercanos a nuestros hermanos”, explicó.

El pontífice dijo que muchos jóvenes “buscan una luz en la vida, buscan un amor verdadero”, pero “a menudo solo encuentran promesas falsas y unos pocos que se interesan de verdad por ellos”.

“No es cristiano esperar que los hermanos que están en busca llamen a nuestras puertas; tendremos que ir donde están ellos, no llevándonos a nosotros mismos, sino a Jesús”, animó el papa.

Lamentó que a veces, “en lugar de este mensaje liberador de salvación”, la Iglesia ha llevado “a nosotros mismos, nuestras recetas, nuestras etiquetas en la Iglesia”.

Tras la ceremonia tomó la palabra el secretario general del Sínodo, el cardenal Lorenzo Baldisseri, que leyó la carta que los obispos reunidos en estos días en Roma escribieron a los jóvenes.

Nos dirigimos a vosotros, jóvenes del mundo, nosotros como padres sinodales, con una palabra de esperanza, de confianza, de consuelo”, empezaba la carta.

En la misiva se explica que en estos día se han escuchado los “gritos de alegría, los lamentos, los silencios” de los jóvenes y sus “búsquedas interiores, alegrías y esperanzas, dolores y angustias” que les inquietan.

El texto asegura que ahora la Iglesia quiere: “ayudaros en vuestras alegrías para que vuestras esperanzas se transformen en ideales”.

“Que nuestras debilidades no os desanimen, que la fragilidad y los pecados no sean la causa de perder vuestra confianza”, escriben los obispos.

“La Iglesia es vuestra madre, no os abandona y está dispuesta a acompañaros por caminos nuevos, por las alturas donde el viento del Espíritu sopla con más fuerza, haciendo desaparecer las nieblas de la indiferencia, de la superficialidad, del desánimo”, se lee en la carta.

La Iglesia y el mundo tienen necesidad urgente de vuestro entusiasmo”, señalan los obispos, que concluyen pidiendo a los jóvenes hacerse “compañeros de camino de los más débiles, de los pobres, de los heridos por la vida”.

Durante este Sínodo se ha elaborado un documento final que fue aprobado ayer y en el que se incluye una petición de favorecer la acogida y no discriminar a las personas homosexuales, la mayor participación de las mujeres en la Iglesia y una toma de conciencia de la necesidad de mayores esfuerzos para acabar con los abusos.

 

El documento pide una “escucha real” de la Iglesia a los jóvenes, ya que aun “prevalece la tendencia a dar respuestas confeccionadas y recetas ya preparadas”.

 

aarl