La visita del presidente estadounidense Donald Trump a Pittsburgh, tras el ataque del fin de semana a una sinagoga en un barrio judío, desató manifestaciones populares y el rechazo a participar de los líderes republicanos y demócratas del Congreso, así como de políticos locales.
Trump, su esposa Melania, así como su hija Ivanka Trump y su esposo Jarred Kushner, estos últimos practicantes de la fe judía, realizaron una visita solemne a la ciudad para solidarizarse con familiares de las 11 víctimas mortales, así como con los policías heridos.
Pero su visita desencadenó protestas callejeras, con cientos de manifestantes que criticaron la presencia del presidente en los recordatorios de lo que fue el más sangriento ataque antisemita en la historia de Estados Unidos.
“Alto al odio”, rezaba una de las pancartas de los manifestantes. “Tú eres responsable”, podía leerse en uno de los carteles utilizados en la protesta.
Tanto el presidente de la Cámara de Representantes Paul Ryan, como el líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, así como los líderes demócratas en ambas cámaras, Charles Schumer y Nancy Pelosi, declinaron la invitación del presidente de acompañarlo en su visita.
Bill Peduto, el alcalde de Pittsburgh, dijo que la visita del presidente es una mala idea y no se le vio en los actos públicos con el presidente.
La visita de presidente a Pittsburgh, que incluyó una visita al hospital presbiteriano UPMC donde se brinda atención a varios de los heridos, se prolongó por espacio de tres horas antes de que regresara a Washington.
DPC