El cierre diferenciado de ventanillas en las nuevas alcaldías de la Ciudad de México -antes delegaciones políticas- afecta directamente a la industria de la construcción, uno de los principales motores del desarrollo productivo.

 

La cancelación de trámites y permisos no solo paraliza la construcción, también frena el trabajo de los profesionales de la arquitectura, trastoca el de múltiples empresas y golpea en forma drástica a los trabajadores de ése sector, cuyas familias dependen de lo que ganan al día para subsistir.

 

La mayoría de los arquitectos nos vemos afectados con esa cancelación de operaciones en las alcaldías, porque nuestro quehacer está vinculado con la edificación, remodelación, rehabilitación o acondicionamiento de inmuebles y espacios urbanos, públicos y privados.

 

No obstante, los profesionales de la arquitectura entendemos que, en cada cambio de administración y de gobierno, se tenga que interrumpir un tiempo razonable, durante el periodo de entrega recepción del cambio de autoridades, las actividades en las ventanillas para la tramitación de licencias de construcción o el ingreso de manifestaciones de obra.

 

Generar un censo de obras irregulares, como lo anunció la alcaldía de Miguel Hidalgo, por ejemplo, permite detectar las anomalías y separar trámites ilegales y deshonestos, para sancionar a los responsables del descrédito de los arquitectos y desarrolladores, quienes en su mayoría somos personas honestas y nos ganamos la vida haciendo nuestro trabajo con absoluta transparencia, ética y estricto apego a las normas.

 

De hecho, el gremio de los arquitectos exigimos detectar y denunciar las obras irregulares, ilegales y los desarrollos inmobiliarios edificados con complicidades y deshonestidad. Es necesario hacerlo para desterrar la corrupción que tanto daña nos ha causado.

 

El problema es que, sin justificación clara, algunas alcaldías paralizan los trámites de manera indefinida, por lo que inmovilizan el trabajo de los arquitectos y nos colocan en un estado de indefensión que, muchas veces, nos lleva a la crisis económica.

 

En ocasiones, incluso, las alcaldías no informan con oportunidad y claridad cuándo se van a normalizar o abrir los trámites y prolongan los cierres de ventanillas hasta por tres o más meses.

 

Si al menos permitieran liberar trámites para realizar obras simples, como remodelaciones de fachadas, edificaciones unifamiliares o pudiéramos acceder a licencias tipo A y B, las cosas no dañarían tanto a los colegas ni a quienes viven de este sector.

 

Lo más grave es que a veces las suspensiones de los términos y de los trámites obedecen a intereses meramente políticos y partidistas.

 

Lo peor para nosotros es que durante el último trimestre del año, es cuando la gente tiene más recursos y decide remodelar, reconstruir, mejorar su fachada, su casa o empezar a construir su barda.

 

Ojalá y la autoridad comprenda que cerrar por mucho tiempo las ventanillas genera más problemas que soluciones y daña la economía de todos.

 

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