Debido al Brexit, Philip Hammond, parlamentario Conservador y Canciller de la Hacienda del Reino Unido, no descarta rediseñar totalmente el presupuesto 2019, mismo que presentó este lunes a la Cámara de los Comunes.

En caso de un “no acuerdo” para el Brexit, Hammond dijo que sería necesaria “una respuesta diferente” en términos presupuestales, ya que se tendrían que incluir “amortiguadores fiscales” para mitigar el impacto de los imprevistos financieros que afectarían al Reino Unido de un día para otro, y porque dicho presupuesto se diseñó bajo el supuesto de que se logrará “un típico acuerdo de libre comercio” con Bruselas.

Pero no solo un escenario de “no acuerdo” obligaría al gobierno de Theresa May a rediseñar el presupuesto 2019. Por ejemplo, si se anunciara en próximos días o semanas un acuerdo tentativo de salida, también sería necesaria una reconfiguración total del plan financiero y fiscal para ajustar al Reino Unido a los nuevos lineamientos. “Poco después de que se haya alcanzado el acuerdo, Hammond probablemente presentará otro presupuesto” comentó Brian Hilliard, economista en jefe del banco francés Société General, quien, por lo mismo, consideró “bastante inútil” el presupuesto que el Canciller presentó esta semana.

Esto insinúa que la presentación anticipada (suele hacerse cada año a mediados de noviembre) de un presupuesto que probablemente tenga que modificarse, sea más una maniobra política para comunicar a la sociedad lo que May llamó “el fin de la austeridad” a principios de octubre: su plan para aumentar el gasto público 1.2 % en los próximos 5 años, en áreas torales como la reparación de caminos; apoyos para pequeños negocios; servicios públicos de salud; equipamiento de escuelas; y defensa. Hammond también anunció un nuevo impuesto que, de aprobarse, gravaría la operación de los “gigantes” tecnológicos como Google y Amazon en el Reino Unido. Sin embargo, un “no acuerdo” podría echar abajo todas estas recolocaciones de recursos, así como el plan fiscal ya develado.

Distintos medios británicos sugieren que la razón central de no esperar hasta mediados de noviembre para la presentación del nuevo presupuesto, es no interferir en la recta final de las negociaciones del Brexit (el propio gobierno de May alargó el proceso de negociaciones hasta noviembre, ya que la Unión Europea querían establecer septiembre como mes límite).

En respuesta al proyecto presupuestal, Jeremy Corbyn, líder de la oposición Laborista, consideró que las posturas de Hammond “son medidas a medias y soluciones rápidas mientras la austeridad continúa”, y recalcó que el gobierno de May ha desperdiciado el trabajo duro de los británicos promoviendo recortes de impuestos a los más ricos. El aumento tentativo para equipamiento escolar de 400 millones de libras también fue criticado por los Laboristas, quienes lo tacharon de insuficiente ante las demandas reales de maestros y alumnos.

LEG