El presidente ruso, Vladímir Putin, aprobó hoy una nueva política migratoria que simplifica la obtención de la ciudadanía rusa, especialmente para los rusos étnicos que residen en el exterior.
“Sin lugar a dudas, estamos interesados en que los compatriotas más jóvenes que viven en el exterior no pierdan sus raíces, su ‘rusismo’, si se puede decir así, que no vean restringidos sus vínculos con la patria”, dijo Putin durante el VI Congreso Mundial de Compatriotas Rusos residentes en el exterior.
Putin subrayó que el objetivo de la nueva política es levantar las barreras burocráticas que impedían a los rusos en el exterior vivir en este país, obtener el permiso de residencia y, en último término, la ciudadanía.
“Sabemos que ustedes hacen todo los posible para fortalecer el mundo ruso”, afirmó Putin, en alusión a los millones de rusos que se quedaron atrapados en las nuevas repúblicas postsoviéticas una vez desapareció la URSS, según medios locales.
Destacó que en el marco del programa de retorno voluntario de los compatriotas en los últimos 12 años cerca de 800.000 han regresado a Rusia, cifras que se han disparado en los últimos meses, según sus estimaciones.
A su vez, aseguró que las autoridades “defenderán con firmeza los derechos e intereses” de los rusos que vivan en otros países con los mecanismos internacionales y bilaterales disponibles.
Denunció que “están en marcha la rusofobia y otras manifestaciones de nacionalismo agresivo”, tanto en Ucrania como en los países bálticos.
“Se reescribe la historia, se libra una guerra contra los monumentos, con la lengua rusa. A la gente la amedrentan o simplemente la aterrorizan. La aspiración natural de cada persona de conservar sus raíces nacionales es considerado un delito: separatismo. El derecho a la libertad de expresión, la defensa de las tradiciones son pisoteados”, aseguró.
Putin aludía en particular a la situación en Ucrania, donde las autoridades dan prioridad al idioma ucraniano sobre el ruso, aunque la gran mayoría de sus habitantes dominan la lengua de Pushkin, y en los bálticos, donde la minoría rusa no tiene derecho al voto y carece de ciudadanía.
También subrayó que entre las prioridades de la política migratoria figura el promover “la popularización de la lengua rusa” en el mundo.
TFA