Washington.- El presidente Donald Trump aseguró que quiere poner fin al derecho a la ciudadanía para los nacidos en el país, hijos de padres no cuidadnos e indocumentados, lo que ha suscitado numerosas críticas y supone un aumento de su tono antiinmigrante, en medio de la campaña de las elecciones legislativas del 6 de noviembre.
“Somos el único país en el mundo donde una persona viene y tiene un bebé, y el bebé es esencialmente un ciudadano de EU durante 85 años, con todos los beneficios”, indicó Trump en una entrevista con el diario digital Axios, donde dijo que esto “tiene que acabar”.
Aparte de EU, hay una treintena de países alrededor del mundo que otorgan la ciudadanía a los nacidos en su territorio, como Canadá.
Las palabras de Trump retoman una de sus propuestas contrarias a la inmigración de su campaña para los comicios presidenciales de 2016 y se une a otras medidas recientes como el envío de más de cinco mil militares a la frontera con México para hacer frente a la llegada de la caravana de inmigrantes que se dirige a su territorio.
“Siempre me han dicho que necesitaba una enmienda constitucional. ¿Y sabes qué? No hace falta (…) Ahora dicen que puedes hacerlo solo con una orden ejecutiva”, apuntó Trump, quien no ofreció detalles sobre el plan y se limitó a señalar que lo había analizado con sus asesores legales de la Casa Blanca.
La decimocuarta enmienda de la Constitución, aprobada en 1868, establece que “todas las personas nacidas o naturalizadas en EU, y sujetas por tanto a su jurisdicción, son ciudadanos de EU y del estado en el que residen”.
Dicha enmienda comenzó su proceso de aprobación en 1866, un año después del fin de la Guerra Civil (1861-1865), y buscaba entre otros aspectos conceder el estatus de ciudadano a los antiguos esclavos afroamericanos, que ya habían sido liberados.
Trump aseguró que puede acabar con ese precepto mediante una orden ejecutiva, pero el propio artículo 5 de la Constitución estipula que cualquier modificación de la Carta Magna -las enmiendas ratificadas ya son parte de esta- no puede ser emprendida por el mandatario sino por una amplia mayoría legislativa o de las legislaturas estatales.
La medida anunciada por Trump es considerada inconstitucional por los abogados George Conway y Neal Katyal.
“Nuestra Constitución es un documento bipartidista, diseñado para durar por mucho tiempo. Sus palabras tienen un significado que no se puede ignorar”, señalaron en un artículo para el diario The Washington Post.
La oposición demócrata rechazó la iniciativa de inmediato y la tachó de inconstitucional.
“Si bien la propuesta de Trump de terminar con la ciudadanía por nacimiento es obviamente inconstitucional, su intención es clara: incitar al miedo, dividir a nuestra nación y hacer que las comunidades vulnerables se sientan inseguras”, afirmó en un comunicado el portavoz del Comité Nacional Demócrata (DNC), Daniel Wessel.
Por su parte, el presidente de la Cámara Baja, el republicano Paul Ryan, siguió la estela de la oposición en una entrevista con una radio local: “No puedes acabar con el derecho a ciudadanía por nacimiento con una orden ejecutiva”, consideró.
El experto en política migratoria del conservador Instituto Cato David Bier opinó en un comunicado que este plan sería ilegal y, además, contraproducente.
“Sin el derecho a ciudadanía por nacimiento, el número de residentes ilegales en EU se incrementaría dramáticamente y a todos ellos les dirían que no son estadounidenses”, apuntó Bier.
Este derecho ya fue desafiado poco después de su aprobación cuando en 1895 el Gobierno negó la ciudadanía a un hijo de inmigrantes legales que había nacido en EU, pero el Tribunal Supremo dio la razón al estadounidense descendiente de chinos en 1898.
Si finalmente Trump firmara la orden ejecutiva, posiblemente se desencadenará una batalla legal como ya lo hizo su veto migratorio sobre países de mayoría musulmana.
Y visita sinagoga entre protestas
Donald Trump y la primera dama, Melania, visitaron ayer la sinagoga de Pittsburgh, Pensilvania, donde el sábado pasado murieron once personas en un tiroteo, mientras cientos de manifestantes denunciaban la reticencia del mandatario a condenar el supremacismo blanco.
Nada más aterrizar en Pittsburgh, Trump se desplazó a la sinagoga Congregación del Árbol de la Vida, en la que el supuesto autor del tiroteo, Rob Bowers, irrumpió el pasado día 27 durante una ceremonia y comenzó a disparar al grito de “matar a todos los judíos”.
Además de su esposa, acompañaron a Trump su hija, Ivanka, y su yerno, Jared Kushner, que son judíos, junto al secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, que profesa la misma fe.
Pero cientos de personas se congregaron en dos manifestaciones contra la visita de Trump a la ciudad, y sus gritos podían oírse desde las inmediaciones de la sinagoga en el momento de la visita del presidente.
Más de 70 mil personas de todo el país firmaron ayer una petición publicada en internet en la que pedían a Trump que no visitara Pittsburgh hasta que no rechace “completamente el supremacismo blanco”.
LEG