El mal de Parkinson es un padecimiento degenerativo del sistema nervioso que, en su mayoría, afecta a los adultos mayores y sus factores de riesgo incluyen el estrés, la ansiedad y el nerviosismo.
Óscar Castro Guevara, director de la Unidad de Medicina Familiar (UMF) número 38 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en San Luis, Río Colorado, Sonora, señaló que este padecimiento se manifiesta con mayor frecuencia en los varones.
Añadió que se presenta con una serie de manifestaciones como temblor en diferentes partes del cuerpo, lentitud, rigidez, problemas para caminar e incluso del habla.
Explicó que los síntomas iniciales son temblor en un lado del cuerpo, ya sea de un dedo, mano, muñeca, brazo, antebrazo o pierna, por lo general se propaga al otro lado; la mayoría de los pacientes manifiestan los primeros signos a los 55 años de edad.
Las manifestaciones se presentan cuando hay estrés o tensión, aunado a que se aletarga en cada una de las funciones básicas como bañarse, abotonarse la ropa, caminar, etcétera.
Posteriormente, el afectado presentará dificultad para entender lo que ocurre en su entorno, explosiones emocionales repentinas y comportamientos antisociales; hará peticiones incoherentes y afirmaciones absurdas, puede llegar a la agresión física en casos muy severos.
Señaló que conforme avanza la enfermedad, el paciente empieza a arrastrar los pies, a dar pasos cortos, pierde el equilibrio y se cae; balancea el cuerpo hasta perder el control y termina postrado en cama.
También manifiesta trastornos del habla: baja el sonido y enreda la lengua, saliva de manera abundante, desarrolla problemas urinarios y estreñimiento, así como daño mental y depresión recurrente.
Recomendó que ante los primeros síntomas, es importante acudir a la valoración médica para que una vez que el especialista realice el diagnóstico definitivo se prescriban los fármacos que sustituyan la dopamina que las neuronas dejan de producir.
A pesar de que las causas del mal de Parkinson son aún desconocidas, se han definido diversos factores de riesgo como los genéticos, ambientales y los asociados a personalidad, como estrés, nerviosismo o ansiedad.
DPC