Alejandro tiene cuatro años de edad: ríe, corre y no deja de jugar con otros niños que avanzan con sus familiares en la caravana migrantes centroamericanos rumbo a la frontera de México con Estados Unidos.

 

Sin embargo, aunque el pequeño, originario de El Salvador, no sabe dónde está ni hacia dónde va, dice que ya está cansado, que le duelen los pies y quiere regresar a casa.

 

Y es que llevan más de 20 días en esta travesía, en los cuales ha tenido que caminar por las carreteras del sureste de México (Chiapas y Oaxaca) junto a su madre Elizabeth Gutiérrez, quien forma parte de los miles de migrantes que iniciaron este viaje el 12 de octubre en San Pedro Sula, Honduras.

 

Y es que se calcula que en el contingente participan más de cinco mil personas, entre ellas, la tercera parte son menores de edad, es decir, más de mil, indicó Edgar Corzo Sosa, quinto visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

 

“Las madres embarazadas y, sobre todo, los recién nacidos, son el sector más vulnerable. No hay un censo, es complicado, pero una tercera parte de la caravana es de niños, llevamos aproximadamente cinco mil personas, pueden ser más o menos”, dijo en entrevista con Notimex.

 

Refirió que uno de los problemas que se vive en este contingente es la mala alimentación, pues aunque se hace todo para que no pasen hambre, no siempre es la más adecuada, porque se ajusta a las posibilidades que tienen las comunidades por donde pasan.

 

Hay menores que tiene entre tres y cuatro meses de nacidos, a quienes sus madres les dan leche materna, sin embargo, “una mamá que no se alimenta bien cómo quieres que le dé pecho a su hijo, una mamá que viene sufriendo en el camino, es difícil”.

 

Los coordinadores señalan que se tienen identificadas al menos 23 mujeres embarazadas en la caravana y entre ellas hay algunas que no acuden a la atención médica, pese a que hay unidades.

 

Respecto a la situación que viven los niños, Corzo Sosa apuntó que en el camino padecen a veces deshidratacion, desvanecimiento; además, en ocasiones han localizado a niños llorando por el impacto de la migración.

 

Hace unos días, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) dijo que los adolescentes que llegaron a México con la caravana migrante siguen necesitando ayuda para garantizar su protección y bienestar.

 

De acuerdo con el programa de la Organización de Naciones Unida (ONU), unos dos mil 300 niños migrantes ingresaron a México entre el 19 y 22 de octubre, y necesitan protección en la caravana y en otros en los albergues donde permanecen tras separarse de la misma.

 

Y es que muchos de ellos están huyendo de la violencia de género y de bandas, la extorsión, la pobreza y un acceso limitado a educación de calidad y servicios sociales en El Salvador, Guatemala y Honduras, refiere.

DPC