Aunque una parte importante de la caravana de migrantes tomó camino hacia Puebla, un gran número de centroamericanos no quisieron seguirles el paso y se instalaron en el salón social de Ciudad Isla, Veracruz.
En este lugar, habilitado como refugio temporal por parte del gobierno municipal, se ubicaron sobre todo familias con niños, adolescentes y algunas personas con discapacidad que abandonaron El Salvador, Honduras y Guatemala en busca del “sueño americano”.
Empezaron a llegar desde muy temprano a Ciudad Isla, luego de que a las 6:30 horas dejaron Sayula de Alemán, ubicado a 70 kilómetros. Los primeros en llegar fueron quienes pidieron “raite”, se colgaron en los camiones y pipas o pagaron algún transporte público.
A las 16:00 horas seguían arribando al albergue integrantes de la caravana que emprendieron el viaje caminando, ya que cargaban niños en brazos, en sillas de ruedas o porque no quisieron arriesgar a sus familias a treparse a los camiones de carga pasada.
En el salón social de Ciudad Isla, los veracruzanos repartían comida, bebidas, tortas, agua, piñas, así como pañales, toallas sanitarias y ropa, que son prioridad para mujeres y menores de edad.
Al pasar de los días la caravana ha ido perdiendo fuerza debido a la desesperación de la mayoría de sus integrantes por llegar a la capital del país o a la frontera norte.
Este sábado, luego de que no llegaron al mercado de Sayula de Alemán los autobuses que había prometido el gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, el contingente salió hacia Ciudad Isla, donde se acordó descansar.
Sin embargo, una parte importante de la caravana no respetó el acuerdo y avanzó hacia Puebla, a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, donde los recibiría el padre Gustavo Rodríguez.
“No se muevan de ahí hasta que lleguen todos”, fue el exhorto de Arturo Peimbert, defensor de los Derechos Humanos del Pueblo Oaxaqueño, quien dijo son muchos los riesgos que corren al viajar dispersos.
En entrevista, señaló que es ilegal viajar dentro de camiones de carga y corren el riesgo de que les roben o que los detenga y baje la policía, además de que “la delincuencia organizada puede hacer víctimas a ellos”.
“Hay muchos riesgos, por eso la opción más segura era estar todos migrando en conjunto, en los refugios que se han habilitado, desafortunadamente la falta de los autobuses de la mañana hizo que todos se desesperarán y ahora están decidiendo irse como pueden”, apuntó.
Agregó se está preparando toda una red de albergues en Puebla, por lo que están en constante comunicación con las organizaciones e Iglesia de esa entidad.
fahl