No son pocas las voces que suponen, con razón, que los grandes capitales nacionales –y con ellos los grandes medios de comunicación- no han entendido el papel histórico que impone un inevitable cambio de régimen.
Por eso –porque ignoran el papel empresarial en la historia- no pocos de esos grandes capitales hoy no sólo parecen domesticados, sino que –a su vez- creen que ellos serán capaces de domar al populista en el poder.
Y entonces –en el intento de domar a la fiera- vemos concurridas bodas “fifí”, felices comilonas de empresarios elogiando a lopistas, fastuosos foros de elogio mutuo y hasta un repentino gusto empresarial por el béisbol.
Todo ello sin olvidar las zalameras coberturas informativas, que lo mismo organizan Televisa, que Televisión Azteca, Grupo Milenio, Reforma y otros medios que compiten por el elogio sin freno al nuevo poder presidencial.
Por eso, cada vez son más las voces preocupadas por la pasividad empresarial. ¿Dónde están hoy los hombres de empresa que –igual que sus pares hace medio siglo- enfrentaron a Cárdenas, Echeverría, López Portillo…?
¿Dónde están los modernos Eugenio Garza, Manuel Clouthier y, sobre todo, aquellos empresarios de todo el país que empujaron los ideales de Manuel Gómez Morin –y la creación del PAN- ante el populismo de Cárdenas?
Hoy, pocos hombres de empresa parecen dispuestos a hacer frente al populismo lopezobradorista, a pesar del manotazo autoritario que significó el derrumbe del NAIM.
Por eso, vale recordar -frente al atolondramiento empresarial- que en septiembre de 1973, un grupo de la liga comunista 23 de Septiembre asesinó al patriarca del empresariado regiomontano, Eugenio Garza Sada, en un supuesto intento de secuestro.
Hoy existe certeza plena de que se trató de un crimen de Estado no sólo solapado por el gobierno de Luis Echeverría, sino ideado desde el poder mismo. Y es que el Grupo Monterrey –y su patriarca, Eugenio Garza- habían enfrentado al populismo de Echeverría que amenazó con la estatización del Tecnológico de Monterrey, en un intento de doblegar al Grupo Monterrey.
Paradójicamente, en esa batalla, un actor central se llama Porfirio Muñoz Ledo, mientras que hoy son aliados del gobierno populista de AMLO, grupos regiomontanos mediáticos como TV Azteca, Reforma, Milenio y otros, cuyo servilismo avergonzaría a Eugenio Garza.
Otro septiembre, de 1982, en su último Informe, José López Portillo anunció la nacionalización de la banca. En respuesta, Manuel Clouthier -mítico dirigente de la Coparmex y del CCE- chocó contra el populismo estatista de Jolopo y movilizó al empresariado de todo el país.
El resultado fue un ingreso masivo de la IP al PAN –entre ellos Vicente Fox-, quienes dieron la batalla contra el populismo desde la trinchera política. Ya en 1939, muchos empresarios se habían sumado al movimiento de Manuel Gómez Morin contra el populismo de Cárdenas, que dio origen precisamente al PAN.
¿Dónde están hoy los empresarios? ¿Los domesticó el populismo “lopista”?
Al tiempo.