La marcha fifí no merece esa calificativo porque ni siquiera cumple con las características necesarias para serlo.

La más importante de aquéllas es que no sigue las corrientes de opinión principales ni es capaz de establecerlas. Sobre lo segundo, la evidencia es que quienes votaron por el PAN o por el PRI representan la minoría de la población que vota.

Sobre lo primero, acerca de las corrientes de opinión, acudo al diccionario de la Real Academia Española. “Fifí” significa “una persona presumida, muy ocupada en seguir las modas”.

La inseguridad gigantesca que ha padecido el país y muy relevante registrada en la capital nacional no fue un motivo de manifestación de los organizadores de la “marcha fifí” durante todo el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Los organizadores de esa marcha pseudofifí evitaron manifestarse claramente en movilizaciones mayores a 20 intelectuales o líderes de opinión respecto del tema de la impunidad, la corrupción o la incompetencia del gobierno del PRI. No los vimos en marchas.

Los pseudofifís tienen esta característica por no cumplir con lo mínimo establecido de ser “seguidores de modas”, suponiendo que una de ellas fuese la corriente mayoritaria de opinión. En un sentido amplio, son pseudofifís por haber perdido la capacidad de innovar, convocar y activar un interés mucho mayor al de sus amistades afectadas por decisiones que aún no son siquiera de Gobierno, aunque lo serán.

Evitaron, omitieron, menospreciaron esos temas como causa de convocatoria para realizar una marcha en la capital del país.

Comentan, escriben, se pronuncian personalmente sobre ellos en reuniones públicas o privadas. Sin embargo, no los constituyeron como parte central de su agenda de convocatoria pública a la acción colectiva ciudadana en la misma proporción en que ahora están indignados por la cancelación del aeropuerto en Texcoco.

La marcha pirrurris de 2004, como llamó entonces Andrés Manuel López Obrador a la gigantesca movilización contra la inseguridad, fue planeada a partir de la evidencia de datos, y la existencia de una coordinación en general adecuada para el momento que vivía el país gobernado por Vicente Fox. En particular, conectó con amplios segmentos de la población más allá de los “pirrurris”, adjetivo que bien valdría la pena haber omitido: hablamos de aquéllos que se encuentran en el top 10 del decil top de ingreso, esto es, más de 250 mil pesos mensuales.

La marcha que organizarán el próximo 11 de noviembre ni siquiera tiene claro cuál es su propósito. Lo más que se alcanza a balbucear es que no puede permitirse una consulta más como aquella que llevó al desplazamiento del proyecto del aeropuerto de Texcoco.

Un verdadero fifí tiene claro qué quiere y cómo lo va a lograr. Esa marcha no nos representa, aunque no ganemos la cantidad referida, tengamos un Mercedes-Benz viejo, hayamos votado por AMLO y esperemos que el discurso de referencia a la minoría de oposición mejore para no darle más importancia a las cosas que no la tienen… porque ni siquiera están de moda.
@guerrerochipres