Desde hoy –a 24 días de que arranque el próximo Gobierno- podemos decir que el sexenio por venir será de permanente luto nacional.
Y no, el luto no será por la muerte del NAIM, tampoco por la pérdida de miles de millones de pesos o por la cancelación de decenas de miles de empleos. No.
Tampoco habrá luto nacional por la exoneración de reputados pillos de la política nacional, como la profesora Elba Esther Gordillo, Napoleón Gómez Urrutia y Manuel Bartlett, entre muchos otros.
Y, de ninguna manera, el luto será por el inminente derrumbe de la reforma educativa, por el incumplido fin de “los gasolinazos” y tampoco por una posible alza en el IVA y el ISR, que analizan legisladores de Morena.
El luto nacional sexenal –a partir del arranque del nuevo Gobierno- será por la declarada muerte de instituciones fundamentales para la democracia, como la negativa a respetar y hacer respetar la Constitución y sus leyes.
Y es que, si hacemos un poco de memoria, recordaremos que luego de 2006, el entonces candidato presidencial derrotado, Andrés Manuel López Obrador, mandó “al diablo” a las instituciones.
¿Y qué creen…?
Que hoy, como Presidente electo, López Obrador cumplió su amenaza; mandó al diablo las instituciones fundamentales del Estado. ¿Lo dudan?
1. Todos saben que el Presidente electo mantiene una reiterada pelea con medios y periodistas; parece intolerable a la crítica y a la libertad de expresión, todas libertades constitucionales fundamentales. ¿Hasta dónde va a llegar la intolerancia presidencial a la crítica?, ¿hasta dónde el enojo presidencial porque lo dibujan o fotografían “como chocho”?
2. Como saben, el Presidente electo tiene todo para modificar a placer la Constitución. Sin embargo, para tirar el NAIM recurrió a una grosera violación legal y constitucional. Dicho de otro modo, lo suyo no es el respeto a la Carta Magna y sus leyes, a pesar de que las puede cambiar a placer. Lo suyo es acabar con las instituciones.
3. Y si dudan, Obrador confirmó que va por la destrucción institucional cuando dijo que sí habrá consulta por el Tren Maya, a pesar de que el jefe de los diputados de Morena, Mario Delgado, prometió que su partido reformará la Constitución “para evitar más consultas ilegales”. ¿Le importa a Obrador respetar la Constitución y sus leyes?
4. Y ratificó su desdén institucional cuando en un encuentro secreto, AMLO pactó con empresarios afectados por la cancelación del NAIM, a los que regalará contratos en Santa Lucía y obras en su sexenio. ¿Es la actitud de un estadista y un demócrata? La respuesta contundente es no.
5. Pero hay más. En el nuevo Gobierno no habrá división de poderes. ¿Por qué? Porque en encuentros recientes con diputados y senadores de Morena, Obrador repitió el sometimiento del Poder Legislativo al Ejecutivo, en tanto propuso volver al control corporativo de los obreros, al mejor estilo de Fidel Velázquez.
Están tocadas de muerte muchas instituciones. Por eso el luto nacional.
Al tiempo.