Quito.- Los procesos de migración masiva que se experimentan en América Latina, como el caso venezolano, hondureño o más generalizado centroamericano, elevan el riesgo de fenómenos como el de la trata y el tráfico de personas.
Así lo advirtió a Efe la presidenta del Observatorio Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de Personas y profesora de la Universidad mexicana de Guadalajara, María Antonia Chávez, al asegurar que “son factores altísimos de riesgo porque en este tipo de escenarios las vulnerabilidades son mucho más extremas”.
Chávez fue una de las principales ponentes del “VI Congreso Latinoamericano y Caribeño sobre trata de personas y tráfico de migrantes: causas estructurales y políticas de prevención”, que cerró hoy sus puertas tras dos días de deliberaciones.
El encuentro incluyó 50 actividades, la presentación de más de 120 ponencias y representantes de 16 países, entre los que figuraron ponentes magistrales de México, Canadá, Estados Unidos y Brasil.
De acuerdo a Chávez, los fenómenos de movilidad masiva en la región “han tomado por sorpresa a las propias instancias civiles y gubernamentales”, que venían trabajando en la temática y que ahora deben “retomar las respuestas humanitarias inmediatas” a fin de prevenir posibles escenarios, que pronostica como mucho más oscuros.
“Lo curioso es que no nos hemos sentado y analizado por dónde vamos a comenzar el trabajo”, refiere la experta mexicana que indicó que ha podido conocer la situación de los migrantes venezolanos en Colombia y Ecuador.
Al hilo del fenómeno masivo considera que los organismos internacionales, Gobiernos y organizaciones “no nos estamos ubicando en los factores estructurales de esta migración” y alerta de que, “si no hacemos eso, entonces se va a seguir ampliando”.
“Tanto venezolanos como hondureños o lo que pasa en Centroamérica hacia el norte, todos estos escenarios van a seguir cambiando y serán más impactantes porque no estamos haciendo los esfuerzos que se requieren”, vaticina.
La experta expone como conclusiones del foro desarrollado en Quito que se deberían ampliar los diálogos sobre la materia desde la academia y organismos civiles, así como visibilizar lo que consideró “legado colonial y un racismo histórico que hemos tenido y que se agudiza con los procesos migratorios de otros países”.
También abogó por un fortalecimiento a nivel regional de la problemática, que trascienda el ámbito nacional para establecer estrategias transfronterizas.
En paralelo, dijo que el foro reconoció las experiencias promovidas por la sociedad civil y gobiernos locales, pero que “tiene que pensarse en acciones muy delimitadas por grupos de edad (y género) con problemáticas específicas que atañen a la infancia, adolescencia y juventud, o mujeres”.
Refirió que en América Latina y Caribe la atención pública en todo lo relacionado con la trata, “se concentra en la que se lleva a cabo con fines de explotación sexual y se deja de lado trata laboral con una larga historia en el contexto latinoamericano”.
Menciona asimismo otras caras como es la de la esclavitud, servidumbre, mendicidad forzosa, utilización de menores para fines delictivos, adopción y rapto ilegal o el tráfico de órganos, tejidos y fluidos humanos.
fahl