El domingo próximo está prevista la marcha contra la cancelación del aeropuerto de Texcoco; protesta que, según distintas opiniones, nació muerta.
¿Por qué muerta?
1.- Porque si bien los beneficios económicos del NAIM serían para todos los ciudadanos –porque impacta en casi toda la economía–, lo cierto es que los usuarios del transporte aéreo no gustan de la movilización social y…
2.- Porque el mayor golpe por la cancelación de la obra es a las grandes empresas contratistas, las que tampoco se movilizan, además de que, según el propio Presidente electo, ya pactaron un acuerdo político-económico.
Sin embargo, aquí creemos que tanto los empresarios contratistas del NAIM, como los organizadores de la marcha de protesta, equivocaron los objetivos, la estrategia y la defensa de uno de los mayores proyectos de infraestructura de la historia mexicana.
¿Y por qué se equivocaron tanto empresarios como convocantes de la marcha?
a).- Porque los jefes del sector privado, los capitanes de empresa y los barones de la inversión no vieron y menos entendieron el peligro de un político como López Obrador, cuya congruencia en el engaño, la mentira y la simulación son ejemplares.
b).- Sólo bastaba revisar la historia política de Obrador para saber que no cumple nada de lo que promete y que sus únicos aliados son aquellos que obedecen sin chistar.
c).- Existen casos de poderosos empresarios que, incluso, coquetearon con Morena y con su candidato Presidencial, esperanzados de que respetaría sus inversiones si recurrían “al apapacho” discursivo y mediático.
d).- Sin embargo, el mayor error consistió en no haber socializado el NAIM –no lograron que la sociedad lo hiciera suyo–, y tampoco diseñaron una estrategia de control de daños capaz de elevar el costo de una decisión como la de tirar la obra.
e).- Al final, engañados y sin un eficiente control de daños, los empresarios trasladaron la responsabilidad a la sociedad civil que, sin mucha convicción, convocó a la marcha del domingo próximo.
f).- ¿Marchar contra qué o a favor de qué? Los organizadores llamaron a marchar contra la decisión autoritaria de cancelar el NAIM, llevada a cabo por un Gobierno que no respeta la legalidad y menos las instituciones.
Nadie sabe lo que va a pasar el domingo en la marcha.
Lo que sí sabemos es que –a pesar de la intolerancia de la prensa lopista–, los marchantes habrían incrementado su número en proporción geométrica si la convocatoria hubiese sido a favor de la legalidad, del respeto a la Constitución, a las instituciones y contra un gobernante que llamó “pirruris” a los que le exigieron acabar con la violencia en el DF.
Más que a favor del NAIM, la marcha debe ser contra las decisiones autoritarias de un Gobierno que violenta postulados constitucionales, principios democráticos y que sin pudor engaña a los ciudadanos.
Ayer fue el NAIM y hoy el trueque de contratos para Santa Lucía –en lo oscurito–, y mañana será la destrucción democrática.
Al tiempo.