Don Geo acaba de cumplir 80 años, y tiene 50 de ellos arreglando bicicletas en la calle Bulgaria -antes California- esquina con Filipinas, en la colonia Portales. Lo asaltaron hace 10 días, lo golpearon y ahora tiene que usar una bolsa para que los líquidos de su cuerpo tengan una salida apropiada en su condición actual.
El suyo es un negocio modesto y permanente desde los años 60. Cobra en promedio 20 pesos por sus arreglos, aunque su “competencia” en colonias aledañas de la alcaldía Benito Juárez carga 200 pesos por hacer lo mismo.
Vienen a verlo y saludarlo hombres maduros que fueron niños allá en 1968 y que ahora “ya hasta tienen nietos”, según cuenta quien compitió en vueltas ciclistas y anduvo por todos lados hasta que se estableció en ese local antes de cumplir los 30 años.
Normalmente se dice que si se toman previsiones de seguridad, entre las cuales destacan distancia con los grupos de maleantes o abiertamente “la maña”, no se sale de noche o se pasea por lugares iluminados y se usan objetos de poco valor, el daño que puede sufrirse por la delincuencia es menor.
El caso de Don Geo y muchas otras miles de personas, de esta capital o de San Juan Ixhuatepec, revela que hay elementos del tejido social que en la capital nacional y por supuesto en todo el país se han deteriorado a tal grado que se puede registrar la golpiza a un hombre de la tercera edad para robarle tal vez mil pesos.
Don Geo apenas puede caminar. Ya tenía dificultades por los efectos de su edad. De todas maneras, este martes cuando le llevé mi bici estaba trabajando.
Algo grave continúa registrándose también cuando un grupo de taxistas defiende a un presunto ladrón que es perseguido por las autoridades y cuando sus representantes, los policías, descuidan su intervención de acuerdo al protocolo del uso legítimo de la fuerza que las corporaciones policíacas deben conocer claramente para justificar su intervención.
Es de reflexionar cómo la autoridad policial se repliega respecto de sus argumentos para perseguir a un delincuente y prefiere evitar la reivindicación del criterio de flagrancia que permite a la autoridad continuar su persecución en ciertas circunstancias… hasta que los videos revelan la torpeza, furia y desorden con el cual esa persecución se desarrolla desencadenando una respuesta igualmente ilegítima de algunos pobladores que aprovechan el escenario para robar una tienda o incendiar patrullas y dañar vehículos.
El caso de Don Geo, el de una víctima de un delito patrimonial ejecutado con lesiones, es uno de los más frecuentes en ciertos segmentos de la sociedad vulnerable. Una sola persona se enfrenta al mundo en la inmensa ciudad donde existen percepción y datos del deterioro de la seguridad pública.
Hay una enorme expectativa de que los casos más sencillos y los más graves sean atendidos. Hoy se presenta un macrodiseño de seguridad que deberá tener en cuenta el micromundo de las violencias y su consecuente injusticia.
@guerrerochipres