El Gobierno estadounidense defendió hoy su “amplio poder” para decidir qué periodistas acceden a la Casa Blanca, mientras los principales medios de comunicación del país cerraban filas en torno a CNN en su demanda por la retirada de la acreditación al corresponsal estrella de la cadena, Jim Acosta.
Un juez federal de Washington planea anunciar este jueves su decisión preliminar sobre el caso de Acosta, que junto con CNN demandó al presidente estadounidense, Donald Trump, por haberle quitado la credencial que le permitía cubrir la Casa Blanca de manera permanente.
Trump no quiso hacer pronósticos sobre el desenlace del litigio, pero puso en duda que “la libertad de prensa sea que alguien entre y empiece a gritar preguntas y se niegue a sentarse”, en relación con el tenso intercambio que tuvo con Acosta en una rueda de prensa la semana pasada.
“La gente como Acosta es mala para nuestro país. No es más que un tipo mediocre, que es un fanfarrón, y que tiene el coraje de ponerse de pie y gritar”, afirmó Trump en una entrevista publicada hoy por el medio conservador The Daily Caller.
La cadena CNN exigió en su demanda que se devuelva la acreditación a Acosta, y alegó que su revocación viola sus derechos constitucionales recogidos en la Primera Enmienda, que garantiza la libertad de prensa, y en la Quinta, relativa al debido proceso.
El Gobierno estadounidense arremetió hoy contra ese argumento en un documento legal presentado ante el tribunal federal del Distrito de Columbia, que lleva el caso.
“Ningún periodista tiene un derecho garantizado por la Primera Enmienda a entrar en la Casa Blanca”, indicaron los abogados del Departamento de Justicia de EE.UU. en su escrito.
“El presidente y la Casa Blanca poseen el mismo amplio poder de discreción para regular el acceso a la Casa Blanca de periodistas (y otros miembros del público) que poseen para seleccionar qué periodistas reciben entrevistas, o a qué periodistas se les da la voz en conferencias de prensa”, sostuvieron.
Horas después, en la primera audiencia sobre el caso, uno de los abogados del Gobierno, James Burnham, insistió en que si Trump quisiera expulsar a todos los periodistas del perímetro de la Casa Blanca “claramente tendría el poder de hacerlo”.
Burnham aseguró que el derecho constitucional a la libertad de expresión no se aplica al caso de Acosta ni a su actuación durante la sesión de preguntas de la semana pasada, porque “torpedear las conferencias de prensa no es un punto de vista”.
La Casa Blanca ha justificado la retirada de la acreditación por la reticencia de Acosta a ceder el micrófono después de hacer dos preguntas a Trump durante esa rueda de prensa.
El Gobierno se ha alejado, en cambio, del primer argumento que dio la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, quien acusó a Acosta de haberle “puesto las manos encima” a una becaria cuando esta trató de arrebatarle el micrófono, e incluso compartió un video manipulado del momento en su cuenta de Twitter.
El abogado de la cadena CNN, Theodore Boutrous, opinó hoy que la presunta “tosquedad” del periodista “no es un estándar” válido para prohibirle el acceso a la Casa Blanca.
El juez encargado del caso, Timothy J. Kelly, anunció tras la audiencia que revelará este jueves su decisión sobre la petición de urgencia emitida por la CNN.
Si da la razón a la cadena televisiva, Acosta recuperaría su acreditación a la espera de que haya un juicio sobre el caso, algo que podría retrasarse semanas o meses, a no ser que ambas partes lleguen a un acuerdo extrajudicial.
Varios expertos legales han pronosticado que el juez dará la razón a CNN, basándose en el precedente establecido en 1977, cuando los tribunales dieron la razón a un periodista, Robert Sherrill, al que el Gobierno del presidente Lyndon Johnson (1963-1969) había negado una acreditación de prensa.
Mientras, 13 organizaciones y medios de comunicación revelaron que presentarían ante la corte un escrito de apoyo a CNN, entre ellos los diarios The Washington Post y The New York Times, la cadena de televisión NBC News y las agencias AP y Bloomberg.
También se sumó a ese gesto la cadena Fox News, la favorita de Trump y donde trabajan algunos de sus aliados más cercanos, que indicó en un comunicado que las acreditaciones de prensa “nunca deben usarse como un arma”
aacg