En varias ocasiones, durante reuniones de altos líderes de la Unión Europea, los líderes Ángela Merkel y Emmanuel Macron han hablado, de manera no oficial, sobre la posibilidad de integrar un ejército para la UE.
Sin embargo, hace dos días en el Pleno de la Eurocámara en Estrasburgo la canciller alemana ha dicho que “El egoísmo, el nacionalismo, nunca más puede prevalecer en Europa. Se lo debemos a las generaciones pasadas pero sobre todo a las futuras. La tolerancia y la solidaridad son nuestro futuro, uno por el que merece la pena luchar”.
A la canciller alemana, Angela Merkel, se le pueden criticar muchas cosas en los últimos tres lustros, pero no el hacerse a un lado ante los matones, a los de dentro y los de fuera de la Unión Europea (UE). A veces en voz alta, casi siempre entre bambalinas y a menudo demasiado tarde, pero siempre sin buscar las cámaras, sino resultados.
El martes pasado Merkel ha vuelto a demostrar, entre gritos, abucheos y rabia sin control de la extrema derecha, de los populistas y de los eurófobos que su visión no ha cambiado en lo fundamental, pero sí ha evolucionado en algunos puntos.
Con una intervención cargada de recados y palmaditas para la llamada zona integrada por Eslovaquia, Polonia, Hungría y República Checa (llamada Visegrado), para el Gobierno italiano, y para el presidente Donald Trump. Pero sobre todo para quienes buscan destruir la Unión y lo que representa, además de las décadas de éxito innegable en la consolidación de la paz.
La visión de la canciller habla de los “grandes retos sociales y económicos, cada vez más intensos”, a los que hace frente el presente. Con problemas económicos muy fuertes, “terrorismo, conflictos y guerras a pocas horas de nuestras puertas. Con movimientos mundiales de refugiados y migración y un cambio digital que nos deja sin aliento”.
Por no hablar, en abierta referencia a Washington, de los “viejos aliados que ponen en tela de juicio alianzas que han dado prueba de su validez”, dijo Merkel.
Por todo ello, Merkel cree que “cada vez es menos prometedor actuar en solitario. Es más importante que los europeos nos mantengamos unidos. Cuenta más que nunca el respeto del otro y sus intereses. Hoy más que nunca hay que entender que el alma de Europa es la tolerancia, forma parte intrínseca de lo que nos caracteriza”.
Merkel agregó: “Alemania no siempre ha dado el ejemplo perfecto. Antes de 2015 los alemanes tardamos demasiado en entender que era algo que nos afectaba no sólo a nosotros sino a todo lo demás, tardamos en entender que es una tarea europea“, ha dicho.
Después de desfilar el pasado fin de semana por las calles de Francia honrando a los caídos en la Primera Guerra Mundial, a pocos días de reunirse de nuevo con Emmanuel Macron, esta vez en Berlín, y minutos después de leer los incendiarios ataques de Trump a Emmanuel Macron, la canciller ha hecho un potente discurso en favor de Europa, de la UE, de las instituciones y de la necesidad de un ejército europeo.
En su discurso, la canciller tuvo palabras para Visegrado, para esa visión del Este que cada vez se inclina más al extremo. “La solidaridad es un valor universal. Ayudarse mutuamente es una condición única para que una comunidad funcione. Forma parte de nuestros valores, está en el ADN europeo. Las decisiones, individuales a nivel nacional, siempre repercuten en toda la UE.
El que socava los derechos fundamentales, el que recorte derechos individuales, la libertad de expresión, no sólo pone en peligro el Estado de derecho en su país sino en toda la UE”, ha dicho ante el aplauso de la mayoría de los presentes.
El segundo recordatorio, más suave pero cargado de intención, lo dirigió a Roma. “Sólo puede funcionar el euro si todos y cada uno cumplen sus deberes y asumen su responsabilidad”.
El que quiera “poner en tela de juicio la unidad europea frente a terceros, en sanciones o política de Derechos Humanos, mina la credibilidad de la acción de toda la UE. Europa sólo será escuchada si habla con una voz y permanece unida”.
El tercer mensaje fue directo para Washington. Respaldando a Macron y la necesidad de tener un ejército europeo, lo que tanto ha enfadado estos días a Trump.
“Europa, a largo plazo, debe ser capaz de actuar en el exterior“, ha dicho Merkel. “Tenemos que estar dispuestos a replantear nuestra manera de tomar decisiones y renunciar a la unanimidad donde sea posible y lo permitan los Tratados” ha dicho en referencia a la petición explícita de la Comisión Europea de guiar asuntos de Política Exterior por mayoría calificada y no siempre por consenso absoluto.
“He propuesto un Consejo de Seguridad Europeo con composición rotatoria. Una fuerza de intervención rápida europea donde sea necesario. “Lo digo muy conscientemente, tenemos que seguir trabajando en la visión de que algún día tengamos un ejército europeo”.
Merkel ha defendido con mucho más entusiasmo que nunca antes en Europa esa propuesta. “Un ejército europeo demostraría al mundo que en Europa nunca más puede haber guerra. No es un ejército contra la OTAN, al contrario, un buen complemento. Nadie quiere echar por la borda una alianza que ha probado su valía”, ha insistido de nuevo poniendo sus ojos al otro lado del Atlántico.
aacg