La ex presidenta de Brasil Dilma Roussef denunció hoy en Buenos Aires la “trágica” situación en la que, según ella, entró su país tras elegir como próximo presidente a Jair Bolsonaro, a quien consideró una “variante neoliberal de un nuevo fascismo”.
“Brasil entró en una (ruta) muy trágica porque nosotros ahora corremos un riesgo de salir de la democracia y el Estado de excepción que corroe la democracia y entrar en una variante neoliberal de un nuevo fascismo”, denunció la ex mandataria en su intervención en el Primer Foro Mundial de Pensamiento Crítico.
El foro agrupa por primera vez en el país suramericano, y a días de que comience la cumbre del G20, a decenas de referentes políticos internacionales, y contará con la participación de la expresidenta argentina Cristina Fernández durante la jornada de hoy y del uruguayo José Mujica el martes.
“Era inimaginable en Brasil que la extrema derecha ganara un proceso electoral”, insistió.
La política brasileña apuntó, en el panel “Democracia, ciudadanía y Estado de excepción”, presentado por el rector de la Universidad Metropolitana de para la Educación y el Trabajo (UMET), Nicolás Trotta, que este tipo de foros ayudan a compartir experiencias ante la “necesidad de entender para poder transformar” la crisis democrática que, a su parecer, vive Latinoamérica.
“Sufrimos en 2016, un golpe de Estado sin responsabilidades, sin el cumplimiento del patrón mínimo de la legalidad constitucional brasileña, y la reposición de un presidente”, comentó Rousseff, y agregó que la consecuencia fue una “reposición del neoliberalismo”.
“Muy propio de los golpistas, ellos negaron que hubo un golpe, pero lo hubo. Se instauró un tipo de excepción como cuando a la democracia le invade una plaga”, dijo.
Rousseff recalcó que el “golpe” comenzó con las reformas laborales que llevaron a miles de personas a protestar en las calles, seguido por la implementación de medidas más restrictivas, y que culminó cuando no se aceptó la candidatura de Lula da Silva a las elecciones presidenciales de 2018.
“Las pesquisas demostraron que si él se presentara al proceso electoral ganaría las elecciones”, manifestó, pero a su juicio, “preso no podría hablar”.
El proceso de ascensión de Bolsonaro, expresó, fue producto de “algo que estaba latente en la sociedad brasileña” y que describió como “ultraderecha”, fruto de las “secuelas de la dictadura” y de “más de 300 años de esclavitud”.
“Siempre se hizo de la violencia el principal método de control social de Brasil”, puntualizó.
La crisis democrática de su país, se hace latente en el incremento de las desigualdades en la población y la falta de protección estatal ante los más débiles.
Cuando las instituciones se muestran frágiles ante los árbitros, lo que pasa es que aumenta la sensación de que la política es el “principal enemigo” y con ello la “despolitización” de la población.
“Surge en Brasil una oposición contra el partido de los trabajadores, justamente porque es el partido hegémonico, el más fuerte entre los de izquierda”, explicó Rousseff.
Como otra de las características de este tipo de “política neoliberalista”, quieren “destrozar todas las conquistas conseguidas por los trabajadores en la historia”, aseveró.