La interpretación es doble.
Contradictoria o complementaria, según se vea.
Unos dicen:
El presidente Enrique Peña dio la orden a su gabinete de impulsar una transición aterciopelada y por ello ha dejado a todos los miembros de su gabinete en libertad.
Otros apuntan:
Está sumido en los puntos finales de su administración, y por ello ya no convoca a los secretarios de Estado a la todavía Residencia Oficial de Los Pinos para cerrar en grupo.
Cualquiera que sea la explicación, hay un hecho:
Tras la derrota del 1 de julio, humillante para el Gobierno, para el partido en el poder, para el PAN y no se diga para el PRD, sólo hay una estrella política.
Andrés Manuel López Obrador y su equipo han llenado el vacío dejado -pero todavía no heredado constitucionalmente-, y por eso sorprende el activismo del electo.
Anuncian inversiones, organizan consultas, dan órdenes, disponen de la estructura actual, paralizan obras como el nuevo aeropuerto de Texcoco y nadie pone orden.
El antecesor del tabasqueño parece sumido desde julio a la espera de un adiós discreto, acaso avergonzado por el apabullamiento de los votos y las urnas.
DESCALIFICACIONES EN PALACIO
Desde aquella vergüenza las convocatorias son contadas.
El 1 de julio no se convocó a todo el gabinete, aunque sí a la mayoría, con tres instrucciones: tomar nota del triunfo de Andrés Manuel López Obrador, empezar a cerrar cuentas y entregarlas en el momento adecuado.
-Seremos Gobierno hasta el 30 de noviembre -dijo Enrique Peña Nieto antes de caer en la discreción.
Después, el 17 de julio, acudieron los secretarios de Estado e hicieron una evaluación de sus áreas y los pendientes, una especie de ensayo para entregar a sus sucesores.
Los preparativos debían estar listos el 20 de agosto, cuando por acuerdo mutuo Peña-López se reunieron el gabinete en plenas funciones legales y el designado en espera del juramento del 1 de diciembre.
Un mal encuentro porque ahí Peña presumió reformas -la educativa, la energética- y obras -el NAIM- para recibir la cachetada en su propia casa:
-Todo será abolido.
A ese encuentro han seguido reuniones, todas privadas y de escasa trascendencia.
Y mañana veremos -¿por última vez?- al gabinete de Peña Nieto en pleno en la entrega de ascensos y condecoraciones al Ejército y la Marina.
Un fin de ciclo adelantado.
DOS NOTICIAS DE MORENO VALLE
1. No se hagan bolas.
El próximo coordinador de los senadores panistas será Rafael Moreno Valle, quien así cobra la recompensa por apoyar a Marko Cortés para presidir al PAN.
Pero espera mucho más y lo definitivo es ver a su esposa, Martha Erika Alonso, de gobernadora y, créame, en el Trife no ven muchos elementos para anular la elección de Puebla.
Pero el asunto del PAN da para mucho más, y mañana le daré mayor información.
2. Siga la ruta a las declaraciones del gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, quien ve en el ataque a personal de la Cruz Roja un acto de terrorismo.
¿Quién está interesado en desestabilizar más el estado de Guerrero?
“La Cruz Roja no anda sembrando rencores”, dijo del mandatario y el terrorismo es un delito del ámbito federal, por si hay dudas.
3. Vaya informe del gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz.
El Gobierno debe salir del aire acondicionado, dijo, y dio muestra: tres nuevos hospitales, pavimentación de mil calles, inversión extranjera por mil 500 millones de dólares en un año.
Luego pidió a todos los actores políticos, la mayoría ajena a su militancia priista, “hacer un solo equipo” para beneficio de Sinaloa.