Justo ayer hizo un año anunciamos en Teléfono Rojo:
-Elba Esther sella su alianza político-electoral con el Peje para 2018.
Agregamos:
-El pacto incluye el reparto de posiciones en todo el país y su liberación.
Y justamente al año la Maestra confirma el seguimiento dada la primicia: tendrá plena libertad para, con el apoyo del futuro Presidente –si gana, acotamos entonces- buscar el liderazgo institucional del magisterio.
Y ese liderazgo institucional es ni más ni menos el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), al cual manejó desde 1989, cuando Carlos Salinas la eligió para sustituir al defenestrado Carlos Jonguitud Barrios.
Dimos información en aquel momento:
Cuando Manuel Camacho la llevó a Los Pinos para heredar el gremio más grande de América Latina, ella convino en asumir el cargo de secretaria general con una petición:
-Sí, señor Presidente, pero no le haga lo mismo que a Joaquín Hernández Galicia –el líder de los trabajadores petroleros a quien acusó de homicidio, le sembró un cadáver en su casa de Ciudad Madero y encarceló.
-No te preocupes, Elba –y así nació el nuevo liderazgo magisterial.
RESISTENCIAS Y OPOSICIONES
Hasta el 26 de febrero de 2013.
Ese día, cuando ella se disponía a asistir el día siguiente al Congreso del SNTE en Guadalajara para oponerse a la reforma educativa, se le detuvo en el aeropuerto de Toluca, Estado de México.
-Iba a ordenar un paro de todo el magisterio –me dijo un alto funcionario del gobierno de Enrique Peña Nieto, secretario de Estado para mayores detalles.
Yo objeté:
-Pero si ella era aliada de Peña. La vi operar desde su oficina en plena campaña para votar contra el Peje y su odiada Josefina Vázquez Mota (panista).
Fue un sexenio de cárcel, humillaciones, ausencia familiar –“lo que más me duele son mis hijas”, me dijo una vez-, y al final de reivindicación tal y como lo acordó con Andrés Manuel López Obrador en noviembre de 2017.
Y ayer, con plenos derechos ciudadanos, anunció su convicción de ir por el rescate del SNTE.
Un pleito a muerte con Juan Díaz de la Torre y mil problemas porque, le adelanto, ella ya tiene respaldos de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y otros grupos magisteriales.
Pero también tiene muchas resistencias, en especial de la Sección 22 del SNTE (Oaxaca), donde hay político atizando la guerra y Carlos Jonguitud, hijo del ex dirigente cuya tarea de zapa va en avance.
Tiene más de 300 mil afiliados y su influencia crece.
Vienen tiempos de inestabilidad en los profesionales de la educación.
OPORTUNIDAD DE JUAN DÍAZ
La reaparición de Elba Esther Gordillo ha agitado el ambiente al interior del SNTE.
Juan Díaz de la Torre deberá demostrar su habilidad para mantener unidos a los maestros institucionales, pero en el organigrama seccional hay varios interesados en competir.
Y aunque fueron impulsados por la Maestra, hoy tienen peso propio y pueden ser un factor para, al menos, impedir el regreso de la chiapaneca a la presidencia del sindicato.
Y otros personajes, ex secretarios generales, tienen influencia y fueron factores para dar el voto magisterial a Andrés Manuel López Obrador, pero su lealtad les impide postularse.