Exactamente hace siete días escribí: “Andrés Manuel López Obrador y Morena deben agradecer a la ciudadanía su unidad y confianza, pero empiezan a preguntarse si no se equivocaron. Hoy ya no tienen el poder de hace unos meses”.
No estaba equivocado.
Alfonso Romo, próximo jefe de la Oficina de la Presidencia, reconoció días después qué errores ocasionaron una “pérdida de confianza fuerte” en el nuevo Gobierno federal.
No podemos hacernos los distraídos.
Es complicado expresarse, pero la pregunta es: ¿frágil o débil?
Vulnerable a las turbulencias, el asesor del Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, reconoce “tropezones”.
Tropezones en algunas iniciativas, consultas y declaraciones.
Alfonso Romo dice que platicó con López Obrador y actuaron decididos “para calmar y conquistar la confianza otra vez de todos”.
Tras las medidas adoptadas para frenar la debacle, la economía mexicana sigue bajo presión.
El declive no debe ser sostenido.
Siendo la fuerza más votada, también debe someterse al escrutinio para conocer cuál es el grado de confianza de una sociedad ahora áspera y dura.
La escasa confianza, poca o ninguna es contra Morena, no contra el Presidente electo, que no sale tan mal parado en términos generales, pero sí provoca rechazo generado por algunos miembros de su gabinete.
Se han encendido las alertas para el nuevo Gobierno que ya no es el mismo.
Salvo catástrofe, viene la prueba definitiva para demostrar que las promesas no fueron una mentira y son posibles de cumplir.
Tal vez, y sólo tal vez, las medidas anunciadas no fueron suficiente para detener el impacto negativo, y por ello el Presidente electo se ha visto obligado a recurrir a entrevistas para reiterar que “ofrece perdón a los corruptos sin procesos judiciales e iniciar investigaciones a ex Presidentes por actos de corrupción, si los ciudadanos lo deciden y será mediante consulta”.
En unos días más comienza la prueba de fuego, y su deseo de mantener el compromiso de resolver las exigencias planteadas por la sociedad pasará a ser una obligación.
Los años pasan mucho más de prisa.
Andrés Manuel López Obrador y Morena saben que dependen de sí mismos para quedarse.
Milonga: empezó la época de altos índices de contaminación atmosférica en la CDMX. Generalmente el ozono, entre otros contaminantes, sobrepasa los límites permitidos, pues se concentra un gran número de automóviles, industrias y servicios que generan compuestos orgánicos volátiles precursores de ozono.
En esta nueva administración, ¿también se dará amnistía a quienes contaminen?, ¿se hará consulta popular?, ¿o de manera consciente y responsable se protegerá a la población dando continuidad a la aplicación de los programas de verificación a automóviles, gasolinerías y otros generadores de contaminación ambiental?
jfcastaneda9@hotmail.com