Incapaz de entender la razón de constantes críticas desde que lanzó su candidatura en 2016 y tratar de evitarla, el presidente Donald Trump aumentó su confrontación con los medios de comunicación, llevándola a una nueva etapa.
“La Administración privó al reportero Jim Acosta, corresponsal en jefe en la Casa Blanca, de la cadena CNN del debido proceso al despojarlo del pase de prensa de la Casa Blanca”, señaló el Juez Federal Timothy Kelly, nominado por Trump, en un fallo que constituyó un triunfo no sólo para CNN, sino para la democracia y libertad de prensa amparada por la Primera Enmienda Constitucional y una humillante derrota para el Presidente de Estados Unidos.
La revocación del pase de Acosta se basó en argumentos como acusarlo de tocar “inapropiadamente” a una empleada que trató de quitarle el micrófono, desmentido por el video, hasta su forma de preguntar a Trump, intolerante a la crítica, quien desde que lanzó su candidatura trata de neutralizar criticas calificando a los medios de “Fake News” y “Enemigos del Pueblo”.
Luego de restituir el pase, la Casa Blanca amenazó con que al expirar, lo revocaría definitivamente, lo que CNN peleó en Corte de nuevo forzándole a retractarse.
La Casa Blanca es cubierta regularmente por un centenar de periodistas, de los que 49 tienen asiento permanente en la “Sala de Prensa Brady” y que se turnan en forma de “pool” para cubrir las 24 horas 7 días de la semana todas las actividades publicas del Presidente. La gran mayoría está afiliada a la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, que cada año organiza una cena con la asistencia del mandatario en turno, que Trump vino a romper.
Durante décadas, el periodismo de Estados Unidos ha tratado de ser ejemplo para los medios en todo el mundo, dice Kathleen Carroll, presidenta del Comité para la Protección de Periodistas.
“El mundo está atemorizado ahora; las fuerzas de la represión a los medios parecen ser más fuertes y más poderosas, minuto a minuto” dijo Carroll, durante la cena anual de esa organización, pidiendo a los periodistas coordinar preguntas de seguimiento sobre un mismo tema, ante limitaciones impuestas.
Tras la demanda presentada por Ted Olson, ex funcionario del Departamento de Justicia bajo los expresidentes Ronald Reagan y George Bush, representando a CNN y con apoyo del periódico Politico, la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, organizaciones de periodistas y otros medios, el magistrado Kelly ordenó “restituir de inmediato el pase de prensa a Acosta”, quien siguió la tradición de veteranos periodistas como Helen Thomas, Dan Rather o Sam Donaldson, notables por su estilo incisivo.
“Queremos completa libertad de prensa, es muy importante para mí, es más importante de lo que cualquiera se imagine, pero debes actuar con respeto cuando estas en la Casa Blanca” dijo en respuesta el presidente Trump, en contradicción con lo que instruyó a declarar a su comité de campaña para la “reelección” en 2020, que señalo:
“Los medios de comunicación tienen absoluta repulsión por todo lo que representamos como movimiento y tratan de debilitar e insultar nuestro movimiento orientado a colocar América Primero”, instigando a sus seguidores a atacar a reporteros, amenazarlos que cubren sus giras, en una creciente guerra contra los medios que genera preocupación.
Se espera que la guerra de Trump contra los medios se intensifique durante su campaña presidencial de 2020 en la que tratará de obtener beneficios capitalizando el ataque a los medios para excitar a su base de línea dura, a quienes ha pedido “ignorar lo que dicen de él los medios, para atenuar sus ataques.
Impone nuevas reglas
En contradicción con sus falsas declaraciones, Trump ordenó a su vocera, imponer nuevas reglas” para las conferencias de prensa con:
1.- Límite de una sola pregunta por reporteros, “si no les gusta la respuesta, “que pena”, pues “amablemente” deben entregar el micrófono y sentarse sin interpelar.
2. Sólo el Presidente o funcionario pueden autorizar más preguntas.
3. Violar estas reglas, son “factor suficiente para revocar la credencial de prensa”.
4. Si el Presidente o sus asistentes sienten que “reciben un trato hostil” pueden dar por terminada la conferencia de prensa.
Medidas que algunos consideran sólo el principio de una mayor ofensiva, luego que Sean Spicer, anterior vocero presidencial, quien en el primer día peleó con los medios por la raquítica asistencia de gente a la toma de posesión del Presidente.
“El número de asistentes a la toma de posesión fue mayor que la del presidente Barack Obama y punto” dijo furioso Spicer, quien luego trató de suprimir las conferencias de prensa regulares, que comenzaron durante la administración el ex presidente demócrata Bill Clinton.
“Este es un intento deliberado de intimidar a la fuente de la Presidencia, amenazando castigar a los reporteros y medios de comunicación cuyos puntos de vista no sean ‘favorables’ para la cobertura que la administración quiere”, dijo Katie Townsend, directora legal del Comité para la Libertad de Expresión.
“La satanización de la prensa, por parte del presidente Trump, representa quizás la más grande amenaza a nuestra democracia en mi vida entera” señalo el Almirante William Mc Raven, jefe del Comando de Operaciones Especiales, considerado un héroe tras localizar y ejecutar a Osama Bin Laden y quien Trump insultó en el intento de neutralizar sus críticas, calificándolo de una forma infantil como “admirador de Hillary Clinton y del ex presidente Barack Obama”.
El intento de “mantener decoro en la Casa Blanca” parece ir en una sola dirección, a unas horas de referirse a su “interés de garantizar la libertad de prensa”, Trump insultó a las periodistas afroamericanas Abby Phillip, de la cadena CNN egresada de Harvard cuando le pregunto si quería llevar el control de la investigación de Robert Mueller y a April Ryan, de la Cadena de Radio Urbana, diciendo que “hacían preguntas estúpidas”, como parte de una cadena de insultos a mujeres periodistas de color como a Yamiche Alcindor, de Public Broadcasting Service (PBS).
Rompe tradición
El proceso de emitir credenciales a reporteros que cubren la Casa Blanca prácticamente comenzó en bajo la Administración del ex presidente Ronald Reagan. Marlin Fitzwater, su ex jefe de Prensa institucionalizó pases diarios, que eran pases temporales a reporteros de organizaciones noticiosas que tenían credenciales del Congreso, para la cobertura de eventos del día.
Para la emisión de esas credenciales, que tenían que tramitarse 24 horas antes, el Servicio Secreto autorizaba la entrada de los reporteros, luego de verificar en archivos nacionales del FBI y otras agencias federales, si el aplicante no tenía antecedentes penales o cuentas pendientes con la justicia, desde infracciones no pagadas hasta licencias de conducir revocadas por uso de alcohol o drogas, violencia doméstica, etc.
Reporteros extranjeros no ciudadanos, enfrentaban además de la renuencia y limitaciones para ingresar a la Casa Blanca sin un “chaperón” de la oficina de prensa.
Scott Mc Clellan, vocero del ex presidente George W. Bush promovió la expedición de credenciales de duración de un año a reporteros de:
– Publicaciones “legítimas” de publicación regular de notas de la Casa Blanca.
– Que fueran independientes y no partidistas.
– Con apoyo financiero de publicidad o suscriptores.
– Que “cubrieran” la fuente durante al menos 4 días de la semana, como los 49 integrantes de la fuente de la Presidencia.
Adicionalmente se extendieron acreditaciones a corresponsales extranjeros que tuvieran ciudadanía de Estados Unidos, que visitaran la Casa Blanca un mínimo de 4 días a la semana, que cubrieran requisitos como:
-Nombre y presentación de Documentos de Identidad.
-Comprobante de Domicilio.
-Nombre de Medio Informativo y Carta que lo solicite.
-Carta de la Embajada de su país (en caso de extranjeros)
-Título de su empleo.
-Tipo de medio informativo (periódico, TV, Radio etc.)
-Tamaño de su Audiencia
-Dirección de su oficina.
-Número telefónico de la oficina.
-Número de teléfono celular
-Correo Electrónico y cuenta de Twitter.
-Página de Internet del medio informativo
-Nombre de la persona que reemplaza, en caso de cambio.
-Someterse a una amplia revisión de antecedentes penales por parte del Servicio Secreto, que consulta bases de datos nacionales del FBI y otras agencias.
Eso les permite ingresar a la Casa Blanca a cualquier hora, los 7 días de la semana, para transmisiones, dejando los pases temporales a reporteros de medios acreditados en el Congreso, nacionales y extranjeros, que no fueran ciudadanos y que deben llamar con anterioridad, para tener un “chaperón” que los escolte dentro y fuera de la mansión presidencial, para eventos específicos.
Las credenciales son entregadas al individuo respaldado por una organización periodística, no a los medios de comunicación y en caso de cambiar de empleo, puede conservarlo cumpliendo las condiciones estipuladas, lo que podría cambiar en el curso de los próximos años, debido a la intolerancia del presidente Donald Trump a la crítica, que lo ha llevado a abrir sus propios canales de comunicación, en Televisión e Internet, mientras ataca a los medios tradicionales ya que las críticas continuarán.
Este lunes, el presidente Trump, enfrenta otro fallo judicial en contra, en Nueva York, donde un Juez dio luz verde al Procurador Estatal de ese estado para que continúe con la investigación por el uso ilegal de la Fundación Trump, que dirige el presidente y sus hijos Ivanka, Donald Jr. y Eric, quienes iniciaron un proceso pidiendo desestimar el caso.
LEG