Falta cinco días para que concluya la administración del presidente Enrique Peña, aunque desde el 2 de julio pasado dejó de tener las apariciones públicas que acostumbraba.

Por ahí algún evento al día, con público seleccionado y en lugares preferentemente cerrados.

Ayer, Consulta Mitofsky, de Roy Campos, dio a conocer la evaluación del último trimestre del sexenio peñista.

Y como puede anticipar, la calificación que le dieron los encuestados es exactamente la que se reflejó en las urnas el primer día de julio pasado.

Peña concluye su administración con una aprobación de 24%, y eso que en el último trimestre del año logró incrementar su aprobación en seis puntos.
De Salinas a la fecha, Peña es el que peor calificado se va.

Salinas de Gortari –al que López Obrador acusa de ser la cabeza de la mafia del poder- dejó su administración con una aprobación de 66%; Ernesto Zedillo terminó con 59%, Vicente Fox, con 56% y Felipe Calderón, con 53%.

La encuesta de Mitofsky destaca que los encuestados reconocieron a Peña haber mejorado empleo y la economía nacional, pero le reprochan haber dejado que empeorara, a niveles históricos, la corrupción.

Las estadísticas demuestran que, efectivamente, el sexenio que termina el próximo viernes a las 24:00 horas, ha sido el que más empleo generó en los últimos años, algo así como cuatro millones.

Dejará una economía estable –pese a los recientes sofocones del tipo de cambio- y con un crecimiento moderado.

Pero quedó a deber en dos puntos fundamentales: no pudo reducir la inseguridad; por el contrario, su sexenio será en el que más homicidios dolosos se hayan cometido.

Y tampoco pudo atacar de manera significativa la corrupción, pese a los intentos que hizo.

La Casa Blanca fue su Waterloo y la causa de que sus reformas estructurales, necesarias para colocar al país en la línea de la modernización, quedaran opacadas.

Ambos temas le dieron al Presidente electo suficiente material de campaña para ganar con un amplio margen.
Con todo, Peña estará el primer día de diciembre en la Cámara de Diputados para colocar la banda presidencial a López Obrador.
Entonces comenzará un nuevo conteo.
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Esa necesidad de buscar la empatía con las Fuerzas Armadas, a las que atacó incesantemente desde 2006, hizo que López Obrador se reunirá con la tropa para pedirles su colaboración en el combate a la delincuencia en el país.

Inusual el evento; inusual el discurso del Presidente electo.

Primero la reiteración de “su confianza’’ en las Fuerzas Armadas, y luego ese minirrepaso histórico en el que destacó que el Ejército mexicano “nunca ha dado un golpe de Estado’’ y “siempre ha respetado a la autoridad civil’’.

Para muchos, se trató de una especie de vacuna que fue reforzada con su ya clásico “el Ejército es el pueblo uniformado’’.

No hay duda de la institucionalidad de las Fuerzas Armadas, lo que sigue sin explicarse es sí era necesario ese encuentro.
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Se había tardado, pero ya reapareció el hijo de Carlos Jonguitud, del mismo nombre, para anunciar que también le entrará a la disputa por el control del SNTE, quesque para modernizar al magisterio.

Ajá.
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Alejandro Moreno, gobernador de Campeche, ha sido de los pocos mandatarios estatales que han agradecido públicamente el apoyo a Peña.

El estado recibió, en el sexenio, aportaciones federales por 21 mil 400 millones de pesos, que representan el monto de los dos últimos sexenios.
Alito reconoció la cercanía con Peña, a quien le reconoció el “mejor apoyo de la historia a la entidad’’.