Inmediatamente después de tachar de “conservador” a un antagonista político real o imaginario, AMLO suele autodenominarse como “liberal”. Pero, ¿qué sostiene el liberalismo? Según Michael Freeden, autor de “Liberalismo: Una muy breve introducción” (OUP, 2015), este ha tenido cinco grandes “capas temporales” a lo largo de la historia.
La primera y más duradera, sostiene el británico, ha sido la noción de limitar el poder para proteger las libertades individuales, y así evitar la opresión desde el gobierno, la excesiva influencia de este o sus decisiones arbitrarias. Sin embargo, de esta capa también surge la libertad como responsabilidad, que rechaza la libertad ilimitada para todos por considerarla anarquía. Por lo mismo, esta capa está muy ligada al concepto de Estado de Derecho.
La segunda busca maximizar los intercambios económicos entre individuos para generar beneficios en dos o más vías. El autor traza una línea directa desde el Estado garante de la libertad económica, hasta la no interferencia en la vida privada (moral, costumbres, etc.) de alguien, mientras no afecte a terceros. Pero si esta capa suprime necesarias regulaciones económicas desde el Estado, puede degenerar en su extremo: el neoliberalismo.
La tercera promueve un ideal de progreso basado en potencializar las capacidades del hombre vía la educación (o la libertad sobre la ignorancia) y la libertad de expresión. Es la más abstracta de las capas, pero también la más solemne: con fe casi religiosa, confía en una inexorable marcha del hombre en busca de nuevos alcances para la vida y la verdad.
La cuarta aboga por la interdependencia Estado-individuo mediante un piso de garantías (salud y educación gratuita, seguro de desempleo, etc.) En otras palabras, para ser realmente libres, primero debemos liberarnos de la necesidad (hambre, ignorancia) y del miedo (violencia, incertidumbre). El mayor orgullo de esta capa, dice Freeden, “fue establecer los cimientos ideológicos del Estado del bienestar (en el s. XX)”. Y la quinta capa histórica, que apenas cuajó hace unas décadas gracias a los cambios culturales del s. XX, promueve la tolerancia para proteger la diversidad de pensamientos y estilos de vida.
Al ver las cinco capas del liberalismo, podemos entender porqué esta ideología se ha vuelto inseparable de la democracia. Y si bien las capas pueden chocar entre sí, todas, según Freeden, tienen siete coincidencias: libertad expansiva; racionalidad (domar el salvajismo humano); individualidad (cada persona merece oportunidades); progreso (dinamismo social constante que reafirme la individualidad); sociabilidad (respeto a derechos del otro); interés general (se incluye a todos sin distinción de clase, raza, género, etc.); y poder limitado.
La concepción de liberalismo de AMLO parece estar limitada al contexto mexicano del s. XIX (es decir, desactualizada y por ende difusa), ya que para explicar pugnas políticas actuales solo recurre a la dicotomía liberales/republicanos – conservadores/monarquistas. Esto puede ser por la conveniencia narrativa de asociarse al juarismo o por simple desconocimiento de las demás facetas. Sea lo que sea, tener una imagen más completa del hombre que nos va a gobernar pasa por saber con cuál o cuáles liberalismos coincide, porque autodenominarse “liberal”, sin especificación pública alguna, nos dice todo y nada.
@AlonsoTamez
aarl