La firma con la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea no es cualquier firma. Se trata de una rúbrica histórica. Sin el Reino Unido, Europa no será igual. Pero no sólo eso; la salida del Reino Unido abre la puerta a que otros hagan lo mismo. Los británicos han abierto el melón para que el resto de los países puedan hacer algo parecido, bien por efecto dominó, bien por mimetismo.
Si hemos soñado con que Europa se convierta en un supra Estado que gobernara sobre el resto de los países, esa idea cada vez se hace más difusa.
El lander de Baviera le hace guiños al secesionismo, igual que los corsos en Francia o los valones y flamencos en Bélgica.
En España, catalanes, vascos y, en menor medida, gallegos y una minoría de canarios también levantan la cabeza diciendo que quieren separarse. Pretenden dejar de pertenecer al club europeo. Si Europa comienza a desintegrarse, ¿qué quedará de ella?
Por eso las instituciones europeas intentan ser más fuertes y eficaces que nunca. Pero no da esa sensación. Más bien parece que se mueven en unas arenas movedizas que desconocen.
La Rusia de Vladimiro Putin tiene mucho que decir en este asunto. Al zar Putin le interesa esa Europa desunida. Un viejo continente donde cada país barre para su casa le hace más débil y a Rusia le da más poder.
Por eso Rusia actúa sobre muchos países europeos a través de Internet. A través de la Red, Rusia coadyuvó para la separación de Gran Bretaña con respecto de Europa. Pero también “participó” en otros procesos electorales europeos. Es por eso que en las últimas elecciones en Holanda el voto se contabilizó manualmente. Era la única manera de que no se alteraran los resultados.
Una Gran Bretaña fuera de Europa la deja mucho más vulnerable, a pesar de su relación natural con Estados Unidos. Una Europa sin Gran Bretaña hace que el continente sea menos poderoso y más inestable.
En esa política de bloques en la que se mueve el mundo –Estados Unidos y sus aliados, China y el liderazgo asiático, Rusia y parte de Medio Oriente–, Europa hoy se presenta como otro bloque, pero más débil y vulnerable que el resto.
Pero ya es un hecho la desintegración que culminará el 30 de marzo del próximo año. A partir de ese día todos saldremos perdiendo. Todos seremos menos poderosos, menos influyentes y sobre todo más lábiles en esta política de bloques.
El Presidente francés, Emmanuel Macron, dijo ante la salida de Gran Bretaña que Europa tiene que refundirse, tiene que reinventarse. Pero eso no sólo es una operación de estética. Se trata de una operación completa. El enfermo pasa sus peores momentos; no permitamos que comiencen los estertores.