Foto: Reuters El Liverpool necesita ganar en el último duelo ante el Nápoles para seguir adelante en Europa  

El París Saint-Germain logró este miércoles ante su público un triunfo ante el Liverpool (2-1) gracias a una gran primera parte que le deja en buena situación para alcanzar los octavos de final de la Liga de Campeones y coloca a los ingleses al borde del precipicio.

 

Muy superiores los franceses a los subcampeones de Europa en el primer tiempo, un penalti al borde del descanso permitió a los “red” reducir distancias y engancharse al partido. Pero no fue capaz de tirar entre los tres palo.

 

Signo que los de Jürgen Klopp han perdido la frescura que la pasada primavera les llevó a la final de la competición, la magia de su tridente ofensivo en el que solo el senegalés Sadio Mané creó auténtico peligro, mientras el brasileño Firmino y el egipcio Mohamed Salah apenas se dejaron ver.

 

El Liverpool necesita ganar en el último duelo ante el Nápoles para seguir adelante en Europa, en manos de un Anfield que se ha convertido en su único recurso en un año en el que han perdido todos los duelos lejos de su estadio.

 

Todo lo contrario que el PSG, que llegaba al duelo de hoy con el agua al cuello y que sale con una seria opción de clasificación. Un triunfo en Belgrado es automático, pero incluso un empate puede servirles.

 

Los espectadores esperaban un partido grande ante un rival de peso del equipo de Thomas Tuchel para comenzar a ver el rendimiento del multimillonario proyecto catarí del PSG.

 

Se conformaron con una gran primera mitad, muchos quilates de juego y dos goles de recompensa, pero no se privaron del sufrimiento en la segunda, pendientes de cualquier detalle que desmoronara la buena imagen que habían dado.

 

A los 13 minutos, una buena jugada de Verratti que sirvió a Mbappé. Su centro al área fue rechazado por la zaga inglesa pero la oportuna llegada de Bernat habilitó al defensa español para abrir el marcador.

 

El ex jugador del Valencia y el Bayern ya había marcado en el duelo contra el Nápoles, sus dos únicos tantos con el PSG.

 

En el 37 recuperó el balón Neymar, abrió la cabalgada de Mbappé por la izquierda, su centro lo remató de rabona Cavani, paró Alisson pero el rechace queda en los pies de Neymar que solo tuvo que empujar el balón a las mallas.
Era el cuarto tanto del brasileño en la Liga de Campeones con el PSG, el décimo cuarto de la temporada.

 

El Liverpool, que no había disparado entre los tres palos en todo el partido, se encontró en el último suspiro del primer tiempo con un penalti de Di María sobre Sané que inicialmente no vio el árbitro pero del que fue alertado por el asistente. Milner se encargó de transformarlo para dar vida a su equipo.

 

La segunda mitad comenzó con otro signo. Tras un gol anulado por fuera de juego a Marquinhos, los “red” adelantaron líneas e hicieron temblar al PSG.

 

El Parque de los Príncipes, que se frotaba las manos con el gran primer tiempo de su equipo, retuvo el aliento, mientras los colmillos del Liverpool empezaban a oler la sangre.

 

Tal fue el susto de Tuchel que el entrenador alemán introdujo de un golpe dos cambios defensivos. Retiró a Di María, cierto tocado físicamente, y a Cavani, para dar entrada a Dani Alves, que se reencontró con la Liga de Campeones tras su larga lesión, y a la promesa Choupo-Moting.

 

Si el PSG se encomendó al contragolpe, Klopp puso en pista a Keita para buscar el empate que les encarrilara de nuevo en la competición.

 

Los franceses detuvieron la hemorragia e incluso pudieron sentenciar en el 70 en un córner que Marquinhos remató a bocajarro de potente cabezazo que detuvo su compatriota Alisson.

 

Impotencia de los “red” hasta el final. El equipo de Klopp en cuestión, inoperante fuera de Anfield, obligado a la machada y a dejar que la calculadora tenga la última palabra.

 

DAMG