Con todo y su buen trabajo inicial no pudo impedir que, a unas horas de comenzar su nuevo gobierno, las dudas crecieran.

Pareciera que se extralimitó en su papel de Presidente electo, y a pesar de todo parece empeñado en minimizar una crisis.

Fiel a su estilo y por las cualidades que lo distinguen, apasionado y convencido, Andrés Manuel López Obrador, hasta hoy Presidente electo, encara situaciones adversas.

Es de los que no se rinden, pero ese mensaje de tranquilidad que intenta transmitir no supera los diferentes niveles de credibilidad.
Sus fundamentos económicos no están a la altura y no convencen ni a la comunidad financiera.

Se acabaron las victorias seguidas en su escenario favorito.

Se ha ido demasiado lejos sin coordinación, y ante esa falta de comunicación con los suyos, aparecen las voces críticas.

No se trata de neutralizar situaciones adversas, sino de resolver esa división que hoy en día nos afecta a todos.

Los adversarios que más dificultades pueden crearle son sus propios “camaradas morenistas”.

La división fue creada entre quienes se conocen bien, pero ¿entre ellos tienen buena relación?

La división es entre los que eligieron no respetar su palabra y han erosionado la confianza en la credibilidad de los compromisos.
Los errores cometidos implicarán concesiones importantes.

La única manera de superar los desafíos actuales y futuros es vencer los egoísmos y las divisiones.

El deber del presidente Andrés Manuel López Obrador es cumplir y ocuparse de los intereses de los ciudadanos; además, debe gobernar para todos, para los que no votaron por él y también para los 30 millones que le dijeron “sí te creo” e hicieron de Morena el partido más votado.

Las graves irregularidades deben corregirse ahora, y no cuando sean más poderosos.

Lo que no se puede hacer en medio de esta crisis financiera es comprar calma.

Las reglas del juego han cambiado, y el proceso que comenzaron Andrés Manuel López Obrador y Morena no acaba mañana, comienza mañana.
El desafío continúa.

A unas horas de iniciar su gobierno, Andrés Manuel López Obrador tiene una baja considerable en la aprobación de los mexicanos.

No es difícil hacer un pronóstico, pero considero un error hacerlo ahora.

Sólo espero que de mañana en adelante las victorias de la cuarta transformación no vengan con su respectiva “doblada”.

Milonga: ¿no qué no? Mañana los invitados del presidente AMLO estarán seguros. El Ejército, guardias armados y coches blindados se han dispuesto para su seguridad. Por cierto, los que lleguen en sus aviones, que aprovechen, ya que serán recibidos en el hangar presidencial que va a desaparecer o ¿será que no?

jfcastaneda9@hotmail.com