Desde temprano, la mañana de este sábado 1 de diciembre, largas filas de personas de todas las edades ya esperaban la apertura de las puertas de lo que fue la casa presidencial de 13 mandatarios.
Cargando sillas plegables, sombrillas, carriolas y bolsas con comida, familias enteras traspasaron la Puerta Uno de la otrora casa presidencial, que por muchos años sólo se abría para los habitantes de la residencia, personal del entonces Estado Mayor Presidencial e invitados especiales, así como empleados de las oficinas gubernamentales que alberga todavía el complejo de Los Pinos.
Con festejos, “vivas” y rostros de felicidad, iniciaron el recorrido por la avenida Molino del Rey; algunos se detuvieron en la explanada Francisco I. Madero, para apartar lugar frente a la pantalla gigante que fue colocada para transmitir en vivo la toma de posesión del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Una madre de familia comentó que con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de México, también llegó el momento que esperó durante 30 años, y que aprovechará la apertura de Los Pinos para seguir la toma de protesta y el discurso del tabasqueño.
Elementos de la Policía Militar vigilaban los accesos al complejo; 50 voluntarios de “Los Pinos para Todos”, nombre que ahora lleva el recinto, daban instrucciones a los visitantes, aunque no se apreció suficiente vigilancia para cuidar los jardines, edificios históricos y el interior de las casas, que ya empiezan a revelar manchas sobre las paredes blancas.
La mayoría de las personas decían que era un momento histórico que pudieran acceder a la casa que ocuparon los presidentes y conocer cómo vivían; aunque algunos pocos se quejaban del trato a las instalaciones, reprobaban que los visitantes pisaran el césped cuidado durante décadas.
Al pie del emblemático edifico de Molino del Rey, símbolo del extinto Estado Mayor Presidencial, un grupo de personas hacía un llamado a no tocar los automóviles de los expresidentes, exhibidos en esa explanada.
Conforme fue avanzando la mañana, los visitantes, en su mayoría simpatizantes del partido Morena, se agolparon frente a las pantallas colocadas también en el área conocida como la hondonada, a un costado de la casa principal y frente a la Calzada de los Presidentes, donde se encuentran las efigies de los 14 mandatarios que ocuparon la casa.
Personal del Ejército colocó arcos detectores de metales y equipos de rayos X para revisar bolsos y mochilas a la entrada de las áreas generales, donde se ubican los jardines y las casas principales.
Llegó el momento de la toma de protesta, la colocación de la banda presidencial y el discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador. Vítores, aplausos y porras al primer presidente de izquierda, se escuchaban por todo el espacio que ocupa parte de la Primera Sección de Chapultepec.
Al final del discurso del Ejecutivo federal, los asistentes se dirigieron a la casa principal “Manuel Ávila Camacho”, que ocuparon los presidentes y sus familias, así como la “Lázaro Cárdenas “, que se utilizaba para oficinas de los presidentes.
Tuvieron acceso a las áreas que antes estaban restringidas, como la explanada Francisco I. Madero, donde ahora el césped de su explanada fue lugar idóneo para organizar un pícnic; la sala de cine en el sótano de la casa principal, que el anterior presidente, Enrique Peña Nieto, dijo que nunca visitó.
Asimismo, pudieron acceder a las recámaras familiares, vestidores, salas de recepción, de juntas, a las cocinas y hasta al búnker habilitado por el expresidente, Felipe Calderón Hinojosa, para sostener reuniones con su gabinete.
Al exterior, no faltó la presencia de vendedores ambulantes, que se colocaron en las aceras que antes estaban libres de comercio, y ofrecían paletas de hielo y helados para los visitantes que ingresaban o, bien, habían finalizado el recorrido.
LEG