Foto: Reuters / Archivo Debido a su estado médico, Orantes obtuvo una "estadía humanitaria" renovada cada año durante el gobierno del presidente Barack Obama, pero con el actual mandato de Donald Trump la situación cambió  

Los Ángeles.- Familiares de un guatemalteco discapacitado de 70 años de edad, que reside desde hace casi 40 años en Estados Unidos, pidieron a las autoridades migratorias estadounidenses que no lo deporten.

 

Los nietos y familiares de Blas Orantes hicieron el llamado este martes, un día antes de la audiencia de migración a la que el anciano fue citado y en la que temen que las autoridades ordenen su deportación.

 

Orantes, quien llegó a Estados Unidos en 1990, es originario de Santa Rosa, Guatemala, y desde 1992 tuvo un permiso de trabajo, hasta que en 1998 se le giró una orden de deportación en ausencia, explicaron sus representantes legales.

 

A pesar de ello Orantes continuó con su trabajo como cuidador de caballos y pagó sus impuestos ante autoridades estadounidenses.

 

En 2012, una potranca le cayó encima y le causó serias lesiones, pero su patrón en aquella ocasión sólo le dio una pastilla para el dolor y le dijo que continuara con su trabajo, para después despedirlo de forma injustificada.

 

Actualmente Orantes está incapacitado, incluso para su atención personal, y clínicamente los médicos han dicho que sus lesiones son de por vida y van acompañadas de intenso dolor físico.

 

Debido a su estado médico, Orantes obtuvo una “estadía humanitaria” renovada cada año durante el gobierno del presidente Barack Obama, pero con el actual mandato de Donald Trump la situación cambió.

 

Orantes debe acudir el miércoles a las oficinas del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS, por sus siglas en inglés) en Camarillo, y si no acude podrían ir a buscarlo a su casa.

 

Los nietos del guatemalteco, todos ciudadanos de los Estados Unidos, se han unido para abogar por su abuelo, pilar de la numerosa familia que vive en Ventura, que recientemente fue amenazada por feroces incendios.

 

La súplica de los nietos de Orantes es que no deporten a su abuelo, que lo necesitan y saben el sufrimiento extremo que sufriría en caso de ser obligado a salir del país, no sólo emocionalmente, sino físicamente.

 

Orantes no puede viajar más de una hora sentado. El vuelo directo a la ciudad de Guatemala es de seis horas. Allá no tendría la atención que necesita para poder sobrevivir, explicaron sus familiares.

 

Por el accidente de trabajo y el despido ocurrido hace varios años, Orantes entabló una demanda laboral que actualmente está en curso.

aacg