Uno de los mayores giros a la izquierda será en materia laboral.
Luego le daremos el sustento.
Por ahora centrémonos en un dato surgido del proceso de transición entre el ex titular de la STPS, Roberto Campa, y la flamante titular, Luisa María Alcalde.
Hubo alrededor de una veintena de encuentros.
Equipos de uno y otro lado, los funcionarios salientes abundantes en datos y los entrantes exigentes en informes sobre la marcha de las relaciones obrero-patronales.
Todo avanzaba con normalidad, como en todas las dependencias, con informes de aquí y de allá, reportes de autoridades y reconocimientos de empresarios a muchas acciones.
Análisis de la situación económica nacional y extranjera, condicionantes de la marcha salarial en todo el mundo y de un mercado reacio a conceder sacrificar ganancias para favorecer a los desprotegidos.
Era un repaso, supuso la nueva secretaria, para justificar las acciones tomadas por el hasta hoy último Gobierno neoliberal de México, como lo denominó Andrés Manuel López Obrador.
Ahí explotó la tersura.
AL SERVICIO DEL EMPRESARIADO
El grupo de Roberto Campa recordó la reforma laboral de 2012.
Aprobada en tiempos de Felipe Calderón, pero impulsada por Enrique Peña con el respaldo de las tres principales fuerzas de aquel tiempo: el priismo, el panismo y el perredismo.
-Como verá, señora secretaria, las relaciones obrero-patronales no han alterado los factores de la producción. Todo marcha en paz en todos los centros laborales.
-¿Cómo que todo marcha en paz?
-Sí, no ha habido ninguna huelga en el sexenio…
-¿Y cómo la va a haber, si ustedes han estado siempre del lado del capital, de los empresarios, de los patrones?, ¿si no han tendido la mano, si no han dado ningún apoyo a los obreros?
Silencio, miradas de sorpresa.
Aire denso a mitad de las pláticas para entregar la principal de las dependencias responsables de mantener el equilibrio social, político y económico del país.
La abogada Alcalde no se aguantó:
-Sí. Ustedes han estado siempre del lado del capital, pero eso se acabó…
Y sí, ya están esos tiempos y las palabras de Luisa María, hija de Arturo Alcalde, un laboralista de izquierda y dirigente de abogados democráticos, están respaldadas por su jefe, el Presidente de la República.
Será el centro para acabar con los ninis por decreto, con becas, la integración de 2.6 millones de jóvenes a centros de trabajo como aprendices y salarios de tres mil 600 pesos mensuales.
La respuesta está a la vuelta del año, en enero.
TRIFE: BORRÓN A 160 MIL VOTOS
Muchas tesis se tejen en torno a la polémica elección de Puebla.
De repente el magistrado José Luis Vargas ha borrado una diferencia de 160 mil votos a favor de la panista Martha Erika Alonso, y vislumbra la prolongación de su cargo por cuatro años.
La suya y de tres compañeros más.
Si la anulación se consuma –y los momios al interior del Trife están cinco votos a dos-, será un magnífico regalo al presidente Andrés Manuel López Obrador, su partido y su candidato.
Y tendrá todo para operar.
Todo a favor:
La elección se celebraría en plena euforia de la consulta para procesar a los ex Presidentes por corrupción u otros delitos, según juzguen la pregunta y la ciudadanía.