El abogado colombiano Germán Rosero, un nuevo testigo en el juicio contra Joaquín Guzmán Loera, alias el Chapo, detalló hoy diversas reuniones que mantuvo con el líder del Cártel de Sinaloa, entre 2003 y 2006, así como los envíos millonarios de cocaína que requería.
Rosero, que actuaba como enlace del cártel colombiano del Valle del Norte y el dirigido por el Chapo, explicó en su segundo día de testimonio ante la sala presidida por el juez Brian Cogan los diferentes encuentros que mantuvo con el acusado “en las montañas”, siempre con una metodología similar: primero hablaba con un facilitador que lo ponía en contacto con el narcotraficante.
Después, era llevado a un hotel donde lo recogían y lo llevaban a un avión que lo trasladaba a las montañas, según el relato del testigo.
Rosero detalló la clase de pistas de tierra que utilizaban para el aterrizaje, con una inclinación especial para facilitar la desaceleración y la aceleración, así como los encuentros con Guzmán Loera, a los que acudía con diversas armas.
En uno de ellos, explicó el testigo, se trataba de un fusil AK-47 chapado en oro y con incrustaciones de piedras preciosas.
Asimismo, explicó que en 2003 actuó como intermediario en el traslado entre Colombia y México de envíos por un total de entre 10 y 12 toneladas de cocaína, lo que suponía unos 80 o 90 millones de dólares.
El gran “éxito” de estos envíos de cocaína favoreció que en 2004 se pusieran en marcha varios cargamentos de hasta 12.500 kilos cada uno, aseguró Rosero.
Estos envíos, explicó, fueron realizados en barcos atuneros ya que eran los que tenían las características necesarias para viajar a grandes distancias de las costas mexicanas ya que las rutas que utilizaban no eran las convencionales.
Después de la pérdida de la mitad del primer envío de cocaína de 2004 -unos 4.000 kilos de 8.000, contó el testigo-, otro de los miembros clave del cártel, Laureano Rentería, requirió el envío de dos envíos grandes, de 12.500 y 10.000 kilos, en uno.
El envío de 12.500 kilos fue pagado por el Chapo y Arturo Beltrán, según dijeron ambos en reuniones con Rosero, y la fecha de llegada era el 15 de septiembre de ese mismo año.
Sin embargo, la carga fue interceptada y los 12.500 kilos de cocaína requisados.
La pérdida de este y otros envíos desmoralizaron a los colombianos del cartel Valle del Norte, aunque Guzmán Loera insistía, según Rosero, en la necesidad de seguir trabajando para “recuperarnos” mandando más cocaína a México de manera exitosa.
Entre 2005 y 2006 se produjeron algunos pequeños envíos más, aunque finalmente Rosero cesó la actividad en 2007 cuando comenzó una “guerra” entre el Chapo y su socio Arturo Beltrán, de acuerdo a lo que contó al testigo Nacho Coronel.
Rosero también destacó la relación cercana que tenía con el Chapo, ya que Guzmán Loera le llegó a pedir que le nombrara padrino de uno de sus hijos recién nacidos, y que él aceptó porque se trataba de una persona “muy afectuosa” y que era un honor tenerlo como padrino de su hijo, dijo.
jhs