¡Es una guerra a muerte…! Muerte política, claro.
Y se vale de todo y desde todos los frentes. Incluso, el presidente Obrador arrancó las hostilidades al censurar a los ministros de la Corte por detener la reducción salarial. Más aún, les recomendó “quitar el retrato del presidente Juárez” de los muros del tribunal supremo.
Incluso, al linchamiento contra la Corte se sumaron los líderes del Senado y Diputados de Morena: Ricardo Monreal y Mario Delgado.
Además del aparato propagandístico del nuevo Gobierno que de la nada inventó una manifestación callejera –ayer, en Paseo de la Reforma-, en donde muchos de los acarreados no sabían siquiera a lo que fueron llevados.
Sin embargo, el trasfondo político está claro: doblar a los últimos contrapesos del poder casi absoluto de Obrador mediante la siembra de odio contra “la burocracia dorada” de la Corte y la polarización entre ricos y pobres.
Además, los voceros oficiosos de AMLO –a los que se contrataba de manera obligada en medios privados- ven a la Corte y a sus ministros como el mismo demonio. “Ricachones que se niegan a dejar los privilegios…”.
Lo que todos callan, al final de cuentas, es que los salarios de la Corte no pueden ser tocados, salvo que el Congreso modifique el artículo 94º constitucional, que establece justo la remuneración a los ministros de la Corte.
Por eso, ante tal claridad de la Carta Magna, sorprende que el presidente López Obrador, el senador Monreal y el diputado Delgado –todos juraron respetar y hacer respetar la Constitución y las leyes que de ella emanan- llamen a que la Corte violente el máximo ordenamiento.
Por esa razón -porque se trata de doblar a los rebeldes- se emplea todo el poder de Morena en el Ejecutivo y el Legislativo para el linchamiento y la siembra de odio contra el Poder Judicial y el Tribunal Electoral, que son el último contrapeso al poder absoluto que detenta el presidente Obrador.
La guerra comenzó, por un lado, cuando la Corte paró la Ley de Remuneración, para analizar la controversia constitucional reclamada por senadores del PRI, PAN, PRD y MC y la CNDH. Por el otro lado, arreció cuando el Tribunal Electoral ratificó el triunfo del PAN y PRD al Gobierno de Puebla.
Hasta hoy, la Corte Suprema y el Tribunal Electoral han resistido, a pesar de extremos discursivos de AMLO, de Monreal, de los medios y la protesta callejera.
Por ejemplo, dijo Monreal: “Inverosímil, la fuerza jurisdiccional y política que se resiste a la austeridad. No les importa la condición del país ni la emergencia nacional. Elaboran la acción de inconstitucionalidad, manipulan, presionan, conceden la suspensión y mantienen sus privilegios. Una farsa”. El comentario en redes le valió una paliza.
Y es que, según el presidente López Obrador y sus leales –en el Congreso, en los medios y en la calle-, la Corte es insensible y manipuladora, mientras que el Tribunal Electoral es fraudulento.
¿Hasta cuándo resistirán la Corte y el Tribunal Electoral?
Al tiempo.