Los banqueros centrales de Estados Unidos, en especial el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, deben tener pesadillas en las que aparece Donald Trump acusándolos de todas las desgracias económicas que pueda tener su país. La próxima semana, el Comité de Mercado Abierto de la Fed deberá tomar la última decisión de política monetaria del año, y 70% de los participantes del mercado cree que la decisión será elevar en otro cuarto de punto la tasa referencial para llevarla al techo de 2.50%.

Pero esta posibilidad, que presenta la lógica de una economía en plena expansión, tiene como opositor al propio Presidente de EU. Ante los ojos de Donald Trump, los estragos bursátiles y los temores sobre el futuro desempeño de la economía estadounidense están provocados por las decisiones de política monetaria y no por las propias acciones de la Casa Blanca, como la guerra comercial que mantiene con China.

Este episodio de enfrentamiento con el Gigante Asiático puede tener un alcance tal que comprometa el crecimiento de todo el planeta. “Tariff Man”, como se hizo llamar Donald Trump, ha provocado presiones inflacionarias en su propio país por el aumento en el costo de las importaciones, por ejemplo, de productos de acero y aluminio. La tensión que ha generado dicha disputa con los chinos está presente en los mercados, y explica mucho del estrés que se nota en los indicadores bursátiles. Los chinos no son fáciles de doblar, como quizá lo pudieron ser los socios estadounidenses ubicados al norte y al sur de sus fronteras.

Este gigante asiático tiene el poder comercial para afectar la economía estadounidense rápidamente, sin contar el poderío financiero de poseer buena parte de los papeles de deuda norteamericanos. Con ganas de afectar las finanzas estadounidenses, lo pueden provocar en los mercados financieros de forma efectiva y en muy poco tiempo. Esto Trump parece olvidarlo. Y si bien la economía estadounidense ha tenido crecimientos sólidos, hay indicadores como los rendimientos de los bonos del Tesoro, que han encendido focos de alerta ante una posible ralentización del Producto Interno Bruto de Estados Unidos.

De hecho, en la minuta de la pasada reunión de política monetaria de la Fed se atiende a esta realidad de incertidumbre y dejan ver la posibilidad de ya no llevar este ritmo actual de aumento del costo del dinero. Pero del aumento de la próxima semana parece no haber dudas. Aunque también hay que ver que son menos los participantes del mercado que hoy están seguros del incremento, a diferencia de la visión que tenían unas cuantas semanas atrás. Como sea, siete de cada 10 prevén el incremento. Donald Trump no dejará de ser agresivo ni con los banqueros centrales de su país, ni con los países productores de petróleo ni con sus socios comerciales. El problema es que las estrategias a veces violentas del Presidente de Estados Unidos pueden llegar a generar el efecto contrario que seguramente quiere ver: uno de estabilidad y crecimiento sostenido.

 

 

LEG