Comer tortillas de maíz hechas con Maseca, no afecta en lo absoluto la salud de los consumidores, asegura Mauricio Schwarz, investigador, periodista y escritor mexicano, quien se ha dedicado durante 40 años a la investigación y divulgación de la ciencia.
“Hay cero evidencias de que esta sustancia, el glifosato, haya afectado a seres humanos”, puntualizó.
Para la Food and Drug Administration (FDA) en Estados Unidos o la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), los niveles de glifosato, presuntamente encontrados en harinas de maíz, entre ellas la de Maseca, como lo indica el estudio mandado a realizar por una organización orgánica, no representan ningún peligro para la salud.
En cuanto al estudio de la asociación orgánica que asegura la presunta presencia de una cantidad casi imperceptible de glifosato en la harina de Maseca, y por ende de maíz transgénico, Mauricio Schwarz dijo que es totalmente falso el “creer que el glifosato tiene una relación estrecha con los transgénicos; de hecho, el glifosato se usa en toda Europa donde no se pueden cultivar transgénicos”.
De acuerdo con cifras de la FDA de Estados Unidos, la OMS y la autoridad sanitaria europea, agregó, los máximos niveles permitidos de glifosato son de 5 mil partes por billón, por lo que las cantidades de 5.14 y 17.59 microgramos presuntamente hallados en muestras de la harina de maíz de Maseca es prácticamente nada.
Es decir, que no afecta en lo más mínimo la salud de quienes comen tortillas hechas con harina de maíz.
“Para que esas cifras fueran preocupantes para la Unión Europea, tendrían que ser 3 mil veces el nivel que encontraron. Tendrías que comerte aproximadamente unos 5 mil kilos de tortillas al día, durante mucho tiempo. No para que te haga daño, sino para que llegue a los niveles de preocupación de Europa”, resaltó el investigador y periodista.
En la actualidad “tenemos los alimentos más seguros de toda la historia de la humanidad”, afirmó.
El también escritor destacó que los últimos problemas de salud que se han detectado en Europa, han sido por alimentos orgánicos, debido a que en la agricultura orgánica se utilizan grandes cantidades de cobre, por lo que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria incluyó a este metal en su lista para ser sustituido desde el 2015, por ser de “especial preocupación para la salud pública y el medio ambiente”.
Sin embargo, a principios de 2018, la Unión Europea amplió el permiso para el uso del cobre como pesticida para la agricultura ecológica, pese a que tiene un riesgo tóxico para personas con actividad agrícola, la fauna y el propio campo.
Cabe mencionar que, en México, las tortillas orgánicas tienen un precio mucho más elevado que las que se venden en las tortillerías tradicionales. Los paquetes de entre 10 y 12 piezas de maíz orgánico tienen un costo de hasta 80 pesos.
En México las tortillas siguen siendo elaboradas, principalmente con masa de maíz nixtamalizado que representa un 65%, frente a un 35% de las elaboradas con harina de maíz que está fragmentada de la siguiente manera: 25% por Maseca, 8% por Minsa, 1% por Harimasa, 0.50% por Cargill, 0.40% Macsa y 0.20% por Blancas.