La cara futbolera de la especulación inmobiliaria está en los préstamos de jugadores: elementos que no interesan al club dueño, que lo más posible es que nunca lleguen a portar ese uniforme, que sólo se mantienen en propiedad por mero afán de elevar su precio y revenderse (porque, revisado con detalle, es evidente que una ínfima minoría termina por volver a casa para al fin jugar).
Las cesiones de futbolistas, tan comunes en Europa como para que el Chelsea tenga hasta 39 elementos regados por medio continente, tienden a terminar como hoy están concebidas.
Bajo el entendido de que muchas veces sí es un mecanismo legítimo para dar madurez a los prospectos que no lo conseguirían sin salir, la FIFA permitirá sólo seis casos por entidad a partir de la campaña 2020-2021. Al tiempo, también se limitará a dos préstamos a un solo club, buscando que una institución deje de lucir como sucursal de otra –lo que tiende a tomar aires de multipropiedad y a atentar contra la competitividad.
Resulta muy difícil para una promesa, lo mismo de una procedencia pobre en África o América Latina que de una menos marginal en Europa, resistirse al llamado de un gigante del balón. ¿Cómo decir que no a Real Madrid, Manchester United, Juventus, París Saint Germain? Lo que no se les dice a esos adolescentes al ser captados, es que, lo más factible, es que nunca sean integrados al cuadro que les ha contratado. A partir de ese momento deambularán por varias ligas, cambiando de país o ciudad cada año, con escasa decisión sobre sus pasos, lejos de la consideración del entrenador al que, suponen, necesitan convencer para alcanzar el sueño.
En cuanto el equipo concluya que ha obtenido el rédito máximo, les venderá y habrán dejado atrás los mejores años de sus carreras.
Por ello luce tan positiva esta medida que implicará un reajuste en el modelo de negocio. De los préstamos pasaremos a las ventas con opción de recompra, que continúan dando pie a la especulación y trapicheo de piernas, pero al menos tienen mayor control (de esa manera, volvieron al Real Madrid Álvaro Morata y Mariano).
Quien siga deseando adelantarse al mercado con la compra de niños prometedores, habrá de sujetarse a esas limitantes. Que, de otra forma, muy pronto la abrumadora mayoría de los talentos sub-17 estarán concentrados en no más de cinco instituciones, haciéndoseles rondar el mundo para subir su precio o distinguirse como el nuevo dios del balón.
Twitter/albertolati