Un programa de reconocimiento facial, fue la tecnología que Taylor Swift utilizó en un concierto celebrado en mayo en Los Ángeles, con el fin de hallar acosadores entre el público, de acuerdo con el director de seguridad Mike Downing, en una entrevista a la revista musical Rolling Stone.
A decir de Downing, el equipo de Swift instaló una carpa donde los admiradores de la cantante podían ver clips de sus ensayos, mientras sus caras eran detectadas y enviadas a un “centro de mando”, ubicado en Nashville y que comparaba con los rostros de acosadores conocidos de Swift.
“Todos los que pasaban se detenían y lo miraban, y el software comenzaba a funcionar”, dijo Downing, quien asistió al concierto como invitado de la empresa de seguridad, para asegurarse del funcionamiento. Sin notificar a los asistentes de esta vigilancia, la medida provocó polémica en organizaciones de derechos humanos.
Con la responsabilidad de respetar los derechos humanos, se pronunció Sarah Vincent, investigadora de Human Rights Watch, “deben asegurarse de que cualquier vigilancia que realicen esté realmente limitada a lo que es estrictamente necesario para lograr un objetivo legítimo”.
La vigilancia planteada en el espectáculo de Swift aparece cuando los acosadores de la cantante fueron sentenciados por las autoridades. Eric Swarbrick, uno de sus acosadores, recibió una orden de alejamiento en septiembre pasado, tras hostigarla en los dos últimos años con cartas y amenazarla con violarla y asesinarla.
Meses antes, Mohammed Jaffar fue condenado a seis meses de cárcel y cinco años de libertad condicional por robo, luego de aparecer en casa de Swift en Nueva York, en un total de cinco veces en dos meses.
LEG