Entiendo la actitud de los que ahora están en la oposición. Es su obligación, y qué bien que se apliquen, para que vayan acostumbrándose. Ya tenía mucho tiempo que nada más se dedicaban a levantar la mano; ahora es oprimir el botón. Si ellos aprobaron todo eso, los aumentos en los precios de las gasolinas es como el mundo al revés. Pero es legítimo, y qué bueno que hay oposición”, dijo el Presidente, Andrés Manuel López Obrador, en su acostumbrada conferencia de prensa matutina.
El 1 de julio, el recién creado partido político, Morena, llevó a López Obrador a ganar la Presidencia de la República de la mano de 30 millones de votantes. Doce años de perseverancia, dos sexenios en que el tabasqueño articuló un movimiento de oposición que, en 2018, se convirtió en el partido en el Gobierno. Al mismo tiempo, el PRI y el PAN, los otros institutos políticos que han estado al frente del Gobierno de México, se encontraron en medio de una derrota. Aturdidos, durante meses fueron una oposición espectral en el Congreso de la Unión que no lograba estructurar un discurso o una acción ante la fulminante mayoría.
Hasta hace una semana. Juan Zepeda, ex candidato del PRD a gobernador del Estado de México y senador por ese partido, fue expulsado de la Comisión de Justicia, previo a la votación para decidir quién ocupará la vacante en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). El PRI, PRD y Movimiento Ciudadano unieron el reclamo. A partir de ese momento, aparente mente, la oposición ha ido asumiendo su papel y estructurando sus acciones. El martes, la sesión ordinaria en la Cámara de Diputados tuvo que suspenderse. La razón: la aprobación de la Ley de Ingresos, en que aún se contemplan ingresos por la vía del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a gasolinas, es decir, el gravamen que dio origen al llamado “gasolinazo”, que López Obrador prometió llegaría a su fin al momento en que asumiera las riendas del Gobierno federal.
Ante el reclamo de la oposición por dar luz verde a la continuación de los gasolinazos, el coordinador de la bancada morenista, Mario Delgado, en un claro olvido de su nuevo rol oficial, usó la tribuna del Congreso para convertirla en el altavoz de la canción de Hipócrita, de Paquita la del Barrio; el resultado: el PRI abandonó el salón de sesiones, el PAN intentó tomar la Tribuna y la sesión tuvo que suspenderse hasta el siguiente día. El mismo día, en el Senado, la representación de 300 organizaciones civiles en compañía del PAN expresaron su rechazo a la terna presentada por el Ejecutivo para la Corte; el PRI y Movimiento Ciudadano se sumaron tiempo después. Resultado: la discusión del dictamen quedó suspendida, hasta nuevo aviso. Y en la oposición harán lo posible porque esto se lleve a cabo hasta enero de 2019. En menos de una semana, la oposición ha ido tomando forma, y tanto el Presidente como los integrantes de su gabinete deberán ir asumiendo que dejaron de ser críticos del Gobierno, y la victoria los convirtió en sus constructores. La ciudadanía espera que a seis meses de las elecciones federales, cada partido, cada funcionario y cada legislador sepa lo que tiene que hacer, lo haga y lo haga muy bien.