Comienza la cuenta atrás. Quedan algo menos de cien días para que Gran Bretaña se marche de la Unión Europea.
El legendario primer ministro Winston Churchill, que luchó con Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial contra el nacismo como un acto de dignidad, fue uno de los impulsores de la unión de aquellos países.
El entonces primer ministro Churchill fue el más ferviente defensor de los Estados Unidos de Europa, un sueño idealista, allá por los 40. Churchill estaba convencido de que, a raíz de la experiencia de la guerra, con más de 10 millones de muertos, solamente podría garantizar la paz en la medida en que Europa estuviera unida.
Aquella evolución hacia esa Europa poderosa y unida, ideada en la mente de Churchill, ha caído en saco roto desde el momento en que la propia Gran Bretaña se marcha de la Unión Europea.
Este “acuerdo” de “no acuerdo” culminará en el Reino Unido como una ponzoña, un veneno para los británicos. Tanto es así que el Gobierno va a desplegar más de tres mil 500 soldados para evitar cualquier problema en la crisis, cualquier disrupción causada por la salida del Reino Unido de Europa. También el gobierno de Theresa May va a contratar a decenas de ferries para garantizar el suministro de alimentos y medicinas por posibles causas “adversas”. De ese “acuerdo” del “no acuerdo” al que ha llegado el gobierno de Theresa May.
Tiene a la mayoría en contra. En el Parlamento la oposición está enfrentada a ella. Y no solamente la oposición, sino también gente de su propio partido.
En el fondo, ni ellos mismos quieren marcharse. Saben que cualquier salida, por buena que fuera, jamás sería beneficiosa.
Esta salida prevista, para finales de marzo del próximo año, es nociva para los países de la Unión Europea, pero especialmente para los británicos. Si bien les va, su economía sufrirá un retroceso de 5%. Algunas voces autorizadas hablan de un retroceso hasta 7%. Serán los británicos los que tendrán que pagar la mayoría de las “facturas” que les va a ocasionar el divorcio “caprichoso” con la Unión Europea. Todos saldrán lastimados. Pero especialmente el Reino Unido.
Cuando estamos a punto de terminar el año nos encontramos con un problema acuciante para principios del que viene. Esta separación entre Gran Bretaña y Europa que nunca debería haberse dado porque significará un torpedo en plena línea de flotación hacia el barco llamado Europa.