La Conago –Conferencia Nacional de Gobernadores- nació en el sexenio de Vicente Fox como una organización que pretendía hacer contrapeso a los designios del primer Presidente de oposición en la historia del país.
Tenía entonces gobernadores con mucha fuerza en sus estados; Ricardo Monreal en Zacatecas, Juan S. Millán en Sinaloa, José Murat en Oaxaca y el propio Andrés Manuel López Obrador como jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, entre otros.
La Conago funcionó bien, incluso los gobernadores del PAN que en principio no querían involucrarse, terminaron siendo parte de la organización.
Quizá su logro más importante haya sido el haber conseguido una Convención Nacional Hacendaria donde se acordaron nuevas fórmulas de reparto de los ingresos nacionales entre los estados.
La Conago quiere ahora, bajo la conducción del gobernador de Campeche, Alejandro Moreno, resucitar como contrapeso de las decisiones del centro que afectan a los estados.
Once gobernadores del PRI, el PAN y el PRD se reunieron ayer en la capital del país para analizar el impacto que tendrá en los estados la reducción del presupuesto.
Los mandatarios estatales consideraron que el Gobierno federal se equivoca al pensar que el presupuesto es de él y no de la Federación.
Es decir, se quejaron de que en el afán de destinar la mayor cantidad de recursos al cumplimiento de las promesas de campaña de López Obrador se haya sacrificado la inversión en infraestructura en los estados.
Por ejemplo, el presupuesto presenta una reducción de 60% para resolver problemas de abasto de agua, 32% menos para inversión en carreteras, 46% menos recursos al campo, 77% menos a cultura y la desaparición del programa 3×1 que beneficiaba a las poblaciones con altas tasas de migración.
Quién sabe si los diputados de Morena, encabezados por la Comisión de Presupuesto, de Alfonso Ramírez Cuéllar, tengan margen de atender la petición de los gobernadores sin tocar los programas estrella de López Obrador.
Se ve difícil, pero si los rectores universitarios pudieron hacer rectificar al Presidente, en una de ésas pudiera ser.
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Casi el pleito de cantina acabó la sesión de los diputados con los gobernadores, luego de que Silvano Aureoles le recordara a Ramírez Cuéllar que como dirigente de El Barzón había entrado a caballo a San Lázaro el 10 de diciembre de 2002, para demandar más recursos al campo.
Aureoles le dijo que había entrado “en caballo y en burros’’, lo que motivó que Ramírez Cuéllar la lanzara un discurso, sin decir su nombre, en el que habló de la falta de autoridad moral y de congruencia “para que vayan a pedirle al Congreso que hacer’’.
Y aunque otros gobernadores intervinieron, el pleito entre ambos quedó calientito…
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Un grupo de empresarios entregó al Senado una denuncia en contra de la empresa Lazos Internacionales SA de CV, a la que acusan de estar coludida con autoridades estatales para ganar licitaciones “a modo’’ para la elaboración de placas, engomados y tarjetas de circulación vehiculares.
La empresa es liderada por Carlos Antonio González Ortiz Mena, cuyo hermano es Francisco Antonio –de los mismos apellidos- y quien se desempeña como director de Banca de Inversión de Banobras, responsable del Fondo Nacional de Infraestructura del que salen los recursos para estas concesiones.
Los denunciantes aseguran que las licitaciones son amañadas, pues se hacen a la medida de que sólo Lazos Internacionales pueda cumplir con los requisitos.
La próxima licitación es para la adquisición de un millón de placas en Morelos, bajo el número No RA-N14-2018.
A ver qué dice el gobernador futbolista.