La matizada inserción de Tatiana Clouthier en la opinión pública, así como la inmediatez asertiva de Yeidckol Polevnsky destacan claramente en los extremos de esos liderazgos reales y formales de cuadros del primer nivel de la predominancia partidaria de Morena y de las numerosas adhesiones y distanciamientos de sus personajes más independientes.
El incidente a partir del cual Clouthier reclamaba la presencia de la seguridad en la capital nacional luego del cerco impuesto a la Cámara de Diputados la semana pasada es parte de una serie polémica de posicionamientos de la diputada federal en un contexto que puede ser visto desde dos puntos de vista.
De un lado, la legisladora del norte del país está construyendo, a partir de su apellido, de sus habilidades retóricas y de su cálculo político, una identidad que le permita escapar durante los siguientes años a cualquier síntoma o mecanismo de subordinación al partido del cual fue vocera en la campaña presidencial.
De otro lado, su presencia genera polarización interna en un proceso reveladoramente paradójico en el cual algunos de sus adversarios estiman que la polarización política tiene sentido fuera del partido, pero no dentro. Esto aun cuando la propia Clouthier no reivindica pertenencia a Morena.
Su intervención, sin embargo, obliga a posicionamientos diferentes de los que habría en un partido absolutamente homogéneo.
También lleva a preguntas legítimas de quienes la observan como una actriz política iniciando los preparativos de candidaturas estatales o nacionales que son consideradas en mesas privadas y cafés políticos.
Una de las preguntas es la relativa a su falta de intervención -en redes sociales- cuando se trata de identificar la procedencia de las fuerzas políticas que rodearon el edificio legislativo la semana pasada.
Otra es la que tiene que ver con la ausencia de respaldo, en su potente red social, a las razones por las cuales el Gobierno federal busca terminar con el intermediarismo presupuestal de organizaciones que lejos de representar “al pueblo” están identificadas con prácticas ajenas al interés de campesinos o de comunidades agrícolas diversas, en cuyo nombre esos liderazgos se presentan como voceros.
Según la información de diversos morenistas, el fundador y dirigente de Antorcha Campesina, Aquiles Córdova, un ente “populista radical” del PRI, fue uno de los principales organizadores del cerco a la Cámara de Diputados ante el propósito federal de terminar con el costo de intermediación innecesario.
Es importante comprender por qué Clouthier y otras voces respetables y enriquecedoras del debate no mencionan -en el mismo espacio que se dicen “secuestradas” por organismos cuyo nombre omiten- ni la relación de las definiciones legislativas con el presupuesto y prácticas cuestionables de intermediación de dirigencias vistas como anacrónicas y las propuestas del partido del que fue vocera.
@guerrerochipres