La política laboral del nuevo Gobierno está a punto de dar su primer fruto.

El grupo de despedidos del Sistema de Administración Tributaria (SAT) ha iniciado un movimiento para crear un sindicato propio.

Tardíamente se han dado cuenta sobre la inconveniencia de ser empleados de confianza, regularmente sin base y sin las prestaciones de ley.

Así han trabajado durante lustros y lustros y, como nunca fueron acosados en los pasados Gobiernos, creían tener su trabajo asegurado hasta la jubilación.

No será así para miles.

El primer paso hacia ese objetivo lo darán en asambleas en sus propios centros de trabajo –hay oficinas del SAT en todo el país- el lunes próximo, cuando deberían reanudar labores en situación normal.

Han intercambiado información y ya tienen prefigurados varios escenarios.

El primero es el retiro definitivo de quienes ya firmaron, haya sido por voluntad propia o por no tener mayores problemas con las autoridades del Sistema.

Muchos, por no decir todos, intentarán renegociar su permanencia, aunque en condiciones menos favorables a las cuales fueron contratados.

Los menos reclamarán liquidaciones conforme a la ley y en aras de ello buscarán a altos funcionarios, en especial el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, y al propio Andrés Manuel López Obrador.

SIN APOYO DE FSTSE NI DE FEDESP

Los despedidos parten de un principio: la desconfianza.

No creen en el Sindicato Nacional de Trabajadores de Hacienda y Crédito Público porque ha estado ausente de su problema y buscan interlocución directa.

Tampoco han tenido respuesta de las dos federaciones de burócratas, la de sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE) y Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos (Fedesp).

No se sienten representados.

Por ello su interés en llegar, de ser necesario, a Andrés Manuel López Obrador.

Pero esa búsqueda no ha sido inútil.

En numerosos diálogos se han topado con burócratas cesados o amenazados con despidos de diversas secretarías de organismos de Estado, quienes están al pendiente de las decisiones de los trabajadores del SAT.

Es decir, su ejemplo puede cundir y dar pie a un nuevo sindicalismo.

-Le tomamos la palabra a López Obrador. Ha prometido respeto y buscamos protección, no confrontación –aseguran.

ZALDÍVAR, DEL PRIAN A MORENA

1. Los destinos de la política son inciertos.

Vea usted:
El ministro Arturo Zaldívar llegó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) a promoción de Felipe Calderón y con el respaldo de los senadores de Acción Nacional (PAN) y del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

-El PRIAN –como repetía el clásico hasta la campaña.

Hoy Zaldívar es presidente de la Corte y del Consejo de la Judicatura Federal (CJF) a impulso desde el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, enemigo jurado de Calderón y del PRIAN.

Hubo varios cabilderos por orden emanada desde Palacio Nacional, como detallamos aquí el miércoles, y la principal de ellos fue la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.

2. Esta circunstancia entre Poderes de la Unión se da mientras Calderón y su esposa Margarita Zavala organizan su partido para oponerse al Gobierno y al PRIAN.

Y para mayor sorpresa, anote el acercamiento de los Calderón con el ex candidato presidencial priista José Antonio Meade, tan cercano al calderonista Ernesto Cordero.

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